Palafreneros del cacique
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Palafreneros del cacique
Los altos funcionarios del Estado, que en verdad se precien de serlo, no intentan eludir el peso de sus actuaciones con pretextos baladíes, sino todo lo contrario, explican sus razones, clarifican dudas y, si es preciso, rectifican. El hombre o mujer de Estado no titubea con excusas pueriles, ni descarga en personas ajenas la responsabilidad de su actuación, como lo hacen hoy los mal llamados consejeros del Instituto Electoral de Coahuila (IEC), que de una manera chabacana han denunciado agravios, mentadas de madre y además, melodrama de folletín barato, “amenazas de muerte”.
No es posible imaginar quién querría matar a un ruiseñor electoral, ícono del recato y el arropamiento, aunque no hay que olvidar que un ruiseñor también es un “mockingbird”, el ave cuyo nombre utilizó la CIA para sus campañas mediáticas de distracción.
Y es que a pesar de tanto candor e inocencia que ha pretendido mostrar la dama antidemocrática del IEC, no es más que una hija del caos, del desastre electoral, de la “caída del sistema”, porque la elección para la Alcaldía de Parras sigue en litigio por culpa del IEC, sospechoso de favorecer a Evaristo Madero Marcos, candidato del PVEM, el cacique deplorable que Parras no había padecido desde los tiempos del imperialista Máximo Campos (1866), peor aún, porque Evaristo se ha convertido en el monarca absoluto de Parras, siendo el más parrense de todos los hombres venales y el más venal de todos los malos parrenses juntos, incluyendo a Máximo Campos.
Y precisamente a ese infame cacique es al que hoy sirven de palafreneros los árbitros del IEC, mismos que impusieron al mapache Comité Municipal Electoral de Parras donde, por cierto, el IEC perdió la cadena de custodia de las urnas el día de la elección.
Y cierto es que ya concluyó el litigio electoral por la gubernatura estatal y que ahora tenemos que mirar hacia adelante y tratar de construir un Coahuila mejor, pero Parras aún está en la incertidumbre y con el temor general de que el cacique analfabeta se perpetúe en el poder, gracias a la complicidad de los palafreneros del IEC, sordos al eco de sus propias palabras respecto a los “valores democráticos”, repugnante verborrea con la que pretenden tapar su ineficiencia y parcialidad.
MUJERES DE LOS 400 PUEBLOS
De verdad que estas mujeres son dignas de admiración y respeto. Hoy se manifiestan exigiendo justicia al grito unánime de “¡Fuera ropa!”. Así de fácil, sin ambages ni falso pudor se han encuerado. Y mientras tanto, las magistradas obligadas a impartir justicia pierden tiempo firmando desplegados en un País donde impera el crimen, la corrupción y la impunidad, donde no existe la justicia que tan cara les pagamos por impartir.
Porque resulta manifiesto que a las señoras togadas les vale madre que en este País se cometa un homicidio cada 18 minutos, porque donde no hay democracia, impera la injusticia y la impunidad. Señoras magistradas, tengan vergüenza, las mujeres desnudas de los 400 pueblos lo exigen, con toga o sin toga, pero ya pónganse a trabajar, que al fin y al cabo para ustedes esa prenda no es más que un vil adorno de guardarropía. Su vida inútil nos hace hoy recordar a Pito Pérez y su muy acertada opinión de la judicatura: “Los jueces me hicieron abominar de la justicia de este país con todas sus triquiñuelas y maldades ¡Pobres de los pobres! Yo les aconsejo que respeten siempre la ley, y que la cumplan, pero que se orinen en sus representantes”. Vale.