Usted está aquí
Palabras domingueras
Cuando una persona hace uso de un buen español y emplea palabras poco convencionales se dice que está hablando “palabras domingueras”, y hasta se le deprecia por ser distinta a los demás. Eso ocurre en personas mayores a 40 años.
Los niños y jóvenes de hoy tienen en general un léxico limitado que se acompaña por expresiones guturales como “éith” para saludar o monosílabas como la palabra “güey”, utilizada tanto por hombres como por mujeres como expresión de camaradería.
El castellano cuenta al menos con 88 mil palabras distintas, algunas de origen árabe, latín, griego, germánico y vasco, además los mexicanos sumamos a éstas, palabras de origen náhuatl. Ante esto, que haya muchas personas que utilizan poquísimas palabras es de no creerse. El presidente López Obrador tiene un discurso léxico muy florido y ha puesto de moda palabras y expresiones, su manejo verbal es amplio, pero no rico.
En 1973 mi maestra de literatura en el segundo grado de secundaria fue la profesora Alicia Treviño Sandoval, quien no era muy popular ya que era una intelectual, en el contexto de sus homólogos, en un tiempo en el que había una gran entrega de toda la planta de mentores, pero aun así ella se distinguía por su amplia cultura. Pocas veces mostraba su parte personal, como cuando comentó sus orígenes baturros (de la comunidad española de Aragón).
Una tarde explicó el significado de la palabra “pendejo” y de otras palabras altisonantes de aquellos tiempos. Se percibía en ella un gran interés para que los educandos leyéramos más para mejorar nuestra manera de comunicarnos verbalmente.
La recuerdo con su cabello corto y bien peinado, su falda larga, lentes y gran nariz. Realmente me impactó su clase y a ella le obsequié al finalizar el año escolar el libro “Archipiélago Gulag”, del escritor ruso Aleksandr Solzhenitsyn, texto que se publicó cuando estaba en el poder el partido comunista en la desaparecida Unión Soviética. Fue el primer libro que regalé.
Hace unas semanas escuché en Actopan, Hidalgo, a Eduardo Villegas, coordinador de Memoria Histórica y Cultural del Gobierno de México utilizar el término “palabras domingueras” para comunicar a un grupo grande de infantes que había que atreverse a usar más palabras y que la lectura era importante para lograrlo.
Y las llamadas “palabras domingueras” deberíamos usarlas todos los días de la semana. Recuerdo a mi excompañero de primaria Mario Alberto Oliveros Hinojosa que desde niño ya le gustaba llevar un diccionario consigo para saber el significado de las palabras. Sus padres tenían condiciones económicas altas, fue hijo de Bernardino Oliveros quien fuera director jurídico de la UANL, y sus hermanos mayores eran maestros normalistas con licenciaturas; eso seguramente lo motivaba para aprender. Esto me hace pensar que los adultos tenemos que mostrar nuestro hábito de leer para que nuestros hijos o parientes cercanos lo adquieran por imitación al principio y luego por pasión.
Quizá yo digo algunas “palabras domingueras”, pues desde pequeño me gustó leer y atesoro los libros que me obsequió en mi niñez mi abuelo paterno Apolonio Gómez Cortinas, que en su etapa de adulto mayor fue propietario de una librería dedicada a libretos de obras de teatro y la cual estuvo muchos años frente al Hemiciclo de Juárez en la Ciudad de México.
Don Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, es un prolífico escritor que domina de manera maravillosa el castellano, y es que él estudió latín, lo que es notorio en sus escritos, y habrá leído muchos libros. Mi admiración para el Maestro “Catón”. ¡Démonos permiso de leer!