En tres ocasiones ha sido aprehendido y recluido en penales de “alta seguridad”, porque consiguió fugarse de ellos dos veces, ¿en qué consiste, pues, esa alta seguridad? En dos ocasiones se le ha considerado el “más buscado del mundo”. Hoy vuelve a ser noticia por su detención y por la entrevista que concedió en exclusiva a Sean Penn y a Kate del Castillo que circuló por el mundo en la revista “Rolling Stone”.

En un clima de desconfianza generalizada y ausencia de credibilidad, los hechos se esfuman, prevalecen las teorías de conspiración y el debate desinformado, y como saldo, algunas lecciones. Las teorías conspirativas, aunque resulten atractivas, no merecen más peso del que realmente tienen. 

Lo que sí dejan ver teorías y “memes”, es la profunda desconfianza del pueblo mexicano hacia las autoridades. Pasamos de la incredulidad a la burla. Para la inmensa mayoría, el enemigo no es Joaquín “El Chapo” Guzmán; sino quién le saca dinero del bolsillo, no resuelve los problemas que le competen, roba y se da una vida de lujos.

Al parecer, hubiera gustado a muchos que “El Chapo” se saliera con la suya. Puestos a escoger entre dos delincuentes, el traficante resulta más “simpático” que el político. 

Se celebra su habilidad e inteligencia frente a un Gobierno que no da pie con bola. Guzmán Loera es un delincuente, producto de un México pobre que no brinda oportunidades a millones. ¿Qué hubiera sido de él si hubiera crecido en un entorno de respeto a la ley, de promoción del bien común, si hubiera recibido buena educación? De muchacho vendía fruta para ganarse la vida, hasta que encontró un mercado que dejaba más: la droga. Quizá hubiera empleado toda su capacidad para delinquir en generar empleos honestos y bien remunerados.

No restemos méritos al Gobierno, bien que mal consiguió aprehenderlo dos veces. Los gobiernos emanados del PAN no lo lograron nunca. “Haiga sido como haiga sido”, diría Calderón. Pero estuvo fuera de lugar, el triunfalismo, la celebración excesiva. “Misión cumplida”, escribió el Presidente, cuando sólo debió decir: cometimos un error y el daño ha sido reparado, como bien señala Luis Carlos Ugalde.

Entiendo su prisa por celebrar. Juan Pardinas lo dice muy bien: imaginemos que el Gobierno era una persona que llevaba mucho tiempo debajo del agua y sin oxígeno. La detención de “El Chapo”, significó un primer respiro en muchos meses. Con gran desesperación salieron del agua, respiraron todo lo que pudieron, porque quizá no se vuelva a repetir.

Más exagerados, desproporcionados y fuera de lugar se vieron Miguel Ángel Osorio Chong y Rubén Moreira. Sea por demagogia o por ignorancia, decir que nadie está fuera del alcance de la ley y del Estado de Derecho en el País del 99 por ciento de Impunidad (cifra IMCO), es simplemente ridículo.

En este México de impunidad, donde 43 estudiantes continúan desaparecidos, donde siguen impunes innumerables casos de corrupción, donde la economía sigue en picada, donde la moneda se devalúa día a día, en este México sin rumbo a la vista. Detuvieron a “El Chapo”. No más, no menos.

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