CIUDAD DE MÉXICO.- Tomás Zerón de Lucio, exjefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la entonces PGR, obtuvo de un juez federal la suspensión definitiva contra la orden de aprehensión girada en su contra en abril por presuntos actos de tortura y desaparición forzada en el caso Ayotzinapa. 

La resolución dictada por el Juzgado Quinto de Distrito de Amparo de la Ciudad de México, es para "el único efecto de que una vez que sea aprehendido, (Zerón de Lucio) quede a disposición del juez de la causa para la continuación del proceso que se le instruye y a disposición de este juzgado, dentro del lugar que deba estar recluido, por lo que a su libertad personal se refiere".

Carlos Gabriel Villasana Beltrán, abogado de Zerón de Lucio, prófugo de la justicia, interpuso la demanda de garantías, el pasado 3 de mayo y en el escrito manifestó que a su cliente se le imputan "hechos con apariencia de delitos, entre otros, de desaparición forzada de personas y tortura, respecto de los cuales procede la prisión preventiva oficiosa", conforme a la dispuesto en el artículo 19 constitucional.

"Con fundamento en los artículos 128, 163 y 166, fracción I, de la Ley de Amparo, se concede al quejoso, la suspensión definitiva de las órdenes de aprehensión reclamadas, así como su cumplimiento, para el único efecto de que una vez que sea aprehendido, el impetrante quede a disposición del juez de la causa para la continuación del proceso que se le instruye y a disposición de este juzgado, dentro del lugar que deba estar recluido, por lo que a su libertad personal se refiere".

El 27 de abril, la Fiscalía General de la República (FGR) informó de la nueva orden de captura contra Tomás Zerón de Lucio, por los delitos de tortura, desaparición forzada y coalición de servidores públicos, que se acumuló a la que ya tiene y por la que es buscado en más de 190 países, luego que la Interpol emitió una ficha roja para su localización.

La FGR aseguró que Zerón de Lucio, a quien se ubica en Israel, torturó a "El Cepillo" para que declarara lo que se le estaba obligando, para justificar la denominada "verdad histórica".