CIUDAD DE MÉXICO.- Era mayo de 1978 cuando los Tigres la hicieron de pirómanos en Ciudad Universitaria. Incendiada la final, fueron campeones ante los Pumas en calidad de visitantes. “Mira cómo es la vida y las coincidencias, está muy cerca de volver a suceder”, relata Osvaldo Batocletti, defensa rudo y que detenía cualquier conspiración en su zona.

"Han pasado 37 años y Tigres volverá a la Ciudad de México con la ventaja para llevarse el trofeo, “pasó igual, en la ida ganamos 2-0 y la vuelta la empatamos 1-1, pero la renta que se sacó en casa fue suficiente.

"Además hay que acotar que le dimos el primer título en ese año a la ciudad de Monterrey”, recuerda Batocletti.

La defensa estaba conformada por él, Raúl Ruiz, como su compañero en la zaga central, Mario Carrillo y Daniel Alejandro Izquierdo en las laterales.

"Éramos un gran equipo, con mucho carácter. En esa temporada más de una vez llegamos a los golpes en el vestidor, pero todo quedaba ahí, en el campo sabíamos qué hacer aunque hubiera que improvisar”.

Batocletti es un argentino que inició su trayectoria en Rosario Central y vino a México en 1974 para jugar con el León. Cuando tuvo roces con la directiva esmeralda y dejaron de darle mensajes positivos, sacrificó su salario para irse a los Tigres en 1977.

"Sabía que era una institución seria que me respaldaría, pero jamás pensé que me fuera ir tan bien. El regreso a casa con el título es algo que no olvidaré, pues el aeropuerto estaba completamente saturado de aficionados, a tal grado que la policía dijo que no se podía hacer cargo de tal situación, entonces el festejo terminó de manera individual: yéndonos en patrullas a nuestras casas”.

Las coincidencias de la vida también se dan en el futbol. Batocletti lo sabe.