‘Osvaldito’, el crack

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‘Osvaldito’, el crack

Martínez demustra estar en un nivel superior, lo cual ha sido clave para Santos. Foto: Especial
Santos tiene una buena horma de equipo donde encajan varios jugadores “distintos”, entre ellos, su principal cerebro: Osvaldo Martínez.
 
Factor clave en los dos últimos partidos de Liguilla, el paraguayo es indiscutible en la alineación de Siboldi. Es la referencia por donde gira el futbol del equipo. Es el modulador de las transiciones y de los cambios de ritmo.
 
Tiene todo dentro de un mismo envase: técnica depurada, visión, pausa, aceleración, toque al pie, precisión en pelota larga, una pegada fabulosa y gol. No hay otro en el futbol mexicano que le haga sombra en determinadas funciones.
Martínez hace rato que dejó de ser “Osvaldito”. Monterrey tuvo el ojo clínico para traerlo de Libertad de Paraguay, pero luego se apuró en negociarlo, pese a las utilidades que le había generado.
 
Incluso, llegó antes de que tomara las riendas Vucetich. Fue un jugador marca La Volpe, quien ya lo había pedido en 2008, aunque no alcanzó a aprovecharlo.
 
Vucetich le encontró acomodo en una posición determinante: detrás de Suazo y De Nigris. Fue clave para el encadenamiento de títulos de aquella época gracias a un contexto futbolístico único donde cada pieza funcionaba en automático.
 
Se consolidó en el puesto, pero a la vuelta de tantos campeonatos, fue víctima del proceso de purificación del plantel.
 
Herrera lo pidió para llevárselo al Atlante. Martínez le respondió con futbol y goles, pero no tanto como a La Volpe, quien en ese mismo equipo que le heredó el “Piojo” lo convirtió en un asistidor deluxe desde la contención.
 
Aquí fue cuando “Osvaldito” pasó a ser Osvaldo. La Volpe le dio más herramientas con facultades perimetrales para el manejo del juego. Una posición que Herrera luego la exprimió en América -lo puso de doble contención- hasta que el paraguayo fue vendido a Santos.
 
El “Chepo” de la Torre lo mantuvo un torneo y medio como volante central o interior. Le dio frutos en lo individual, pero a ese Santos lo que le faltó siempre fue ambición y equilibrio, lo que consiguió, precisamente, y con otros intérpretes, Siboldi.
 
Martínez encontró en Santos su maduración como jugador completo. Le da la razón a La Volpe de que desde una posición más retrasada tiene la capacidad de construir hacia adelante, por técnica, recorridos y percepción del juego. En Torreón lo ven como un crack. Hoy ¿quién lo discute?