ONU, 75 aniversario. El desafío para lograr ciudades a escala humana

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ONU, 75 aniversario. El desafío para lograr ciudades a escala humana

Naciones Unidas en los siguientes 25 años deberá poner un interés especial en los asuntos del patrimonio integral

Desde que el 24 de octubre de 1945 se creó la Organización de las Naciones Unidas, la brecha entre ricos y pobres se fue haciendo más grande y la movilidad social se fue haciendo menos posible; aunque la paz se ha logrado mantener, salvo algunas guerras regionales.

En estos días muchas ideas se están replanteando, se están revisando. Especial cuidado deberemos tener con los pueblos indígenas del mundo empezando por los de México que a pesar de haber pasado casi 500 años de la caída de Tenochtitlan, luego del mestizaje, de guerras civiles y marginación, siguen siendo guardianes de la Tierra.

Que no se pierda una lengua más, que no se invisibilice a los indígenas, más bien que tengan el sitio que merecen en la historia, una historia que debe contarse de una manera distinta.

Naciones Unidas en los siguientes 25 años deberá poner un interés especial en los asuntos del patrimonio integral. Los temas de la cultura ligados a los de la natura deben considerarse como la base para el desarrollo sustentable, así que programas como el de la UNESCO y el de PNUMA deberán fortalecerse con el concurso de la sociedad civil y el apoyo financiero del sector privado.

¿Cómo vivirán los niños en el año 2045? ¿Cómo serán sus juegos infantiles? ¿Garantizamos los adultos de hoy el derecho que tendrán esos niños a disfrutar de las bondades de la paz y de la educación?

¿Cómo serán los pueblos y las ciudades en la postpandemia presente? ¿Cómo enfrentaremos las futuras pandemias? La salud es un asunto de presente y de futuro. Sin salud no puede haber libertad.

¿Cómo se resolverá en América Latina la producción de alimentos? ¿Será la educación ambiental una llave maestra para que la humanidad pueda coexistir con el planeta?

Necesitamos en los siguientes años que la ONU establezca programas iluminadores que nos ayuden a adaptarnos a los efectos del cambio climático que se causaron por una falsa idea del desarrollo económico y del bienestar, por ello resulta elemental cambiar nuestras prácticas de consumo, de producción y de distribución, debemos vivir de una manera más sencilla. Los tiempos del despilfarro ya se agotaron.

La ONU es una institución que, a pesar de los vaivenes de líderes políticos de estados miembros que han dado la espalda a protocolos relacionados a la reducción de la huella de carbono, es la que cuenta con mayor certidumbre para seguir articulando una nueva visión de justicia social y económica: urge que la inclusión social sea el himno cotidiano de la humanidad.

En los próximos 25 años deberemos resignificarnos. La ONU deberá repensarse por la crisis financiera por la que atraviesa la humanidad. Tendrán que privilegiarse los programas ligados con la crisis medio ambiental, alimentaria y demográfica.

Hay que repensarnos nosotros mismos y en colectivo. Reorganizar la vida familiar en áreas suburbanas, en una nueva urbanidad que nos hará salir de las ciudades. Quizá los seres urbanos veremos a los espacios rurales como una tabla de salvación.

El desafío para lograr ciudades a escala humana lo tenemos en todos los países. Necesitamos que las ciudades sean resilientes para que los niños que existan en 25 años puedan sonreír y jugar en amplias alamedas.