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Omar Chaparro y Marimar Vega: Dos enamorados de México
Valentina es una mexicana exitosa que triunfó en Estados Unidos. Allá tiene un atractivo y adinerado futuro esposo, con quien espera unir su vida dentro de poco. Pero la sangre llama y luego de que su familia la comprometa con un exnovio para ayudar a la carrera política de su padre, tendrá que regresar a México en contra de su voluntad. Esta es la historia de “La Boda de Valentina”, la nueva comedia de Marco Polo Constandse. La mujer que da nombre a la cinta es Marimar Vega, en su primer protagónico, y el mencionado exnovio es Omar Chaparro. Ambos actores hablaron con VANGUARDIA sobre este trabajo y sus implicaciones en el mundo actual.
Ellos lo viven personalmente, pues los dos residen en Los Ángeles. Entienden perfecto a Valentina, quien descubre todo lo que ama y odia de México, las razones por las que salió corriendo y las razones por las que lo extraña. Además, en el filme comparten créditos con el actor estadounidense Ryan Carnes, quien estuvo filmando en el país cuando Donald Trump se convirtió en presidente. Aunado a esto, la cinta llega en año de elecciones presidenciales en México, lo que le da otro nivel de discusión a lo que en apariencia es una comedia sencilla.
Marimar, ¿cómo fue sortear tu primer papel protagónico en cine?
Marimar: “Fue demandante por la responsabilidad. De entrada la película se llama ‘La Boda de Valentina’ y ser Valentina. La responsabilidad de tener que hablar en otro idioma y…”
Omar: “De trabajar a mi lado”.
M: “La responsabilidad de estar con Omar que siempre quiere llamar la atención más que otros (risas). Pues nada, ¿cómo lo hice?: pues me encanta lo que hago, creo que estuve muy apoyada por (Marco) Polo y por toda la gente de mi alrededor, la verdad que fue un equipo bien padre y lo disfruté mucho”.
En el tiempo que filmabas falleció tu padre, Gonzalo Vega, ¿cómo hiciste para seguir trabajando?
M: Pues la verdad es que el trabajo ayuda muchísimo. Creo que es lo mejor, yo lo recomendaría ampliamente. Y dos: mi papá, si él hubiera podido, me hubiera dicho que no faltara ni el día que se murió. De hecho me lo dijo, está loco. Pero él así fue, el día que murieron mis abuelos fue a dar función los dos días, me acuerdo perfecto. Y cuando esto pasó también me dijo ‘ni se te ocurra que paren la filmación’. Entonces yo sé que él hubiera querido que hiciera eso. Fue muy padre, ahora veo la película y por supuesto siempre se la dedicaré a él y me acordaré de él”.
Con Gonzalo Vega empezó un nuevo boom de comedias románticas gracias a “Nosotros Los Nobles” y sigue con “La Boda de Valentina”. ¿Qué opinan de esto?
O: “Uy, que somos afortunados y agradecidos. Yo creo que sí ha habido comedias románticas, más bien la diferencia ahora es que el público está confiando más en ir a verlas y se ve reflejado en la taquilla. Eso repercute en toda la industria y en nosotros como actores, lo agradecemos. Ahora nuestra responsabilidad es seguir haciendo este tipo de comedias románticas, que si bien tienen un patrón o un machote, ‘filling the blanks’ como dicen, ya sabes de qué va, tratar de, no buscar el hilo negro porque nadie lo ha encontrado, pero sí darle un valor agregado o alguna vuelta de tuerca. Como sucede en ‘La Boda de Valentina’, que tiene muchas cosas distintas y que realmente te entretiene, te enamoras de los personajes y te va llevando hasta cierto punto donde no sabes con cuál de los dos se va a quedar. Esperas que suceda cierta cosa y luego no sucede, no te puedo decir tanto porque les arruino el final. Pero creo que eso es algo del guion que me gustó. Te va sorprendiendo y se va complicando la historia cada vez, a pesar de sus decisiones…”
M: “Me la ponen difícil”.
O: “Ella sola se la pone difícil. Parece que todo se va a ir resolviendo y no. Llega el novio gringo de Estados Unidos a visitarla a México y todo se complica”.
Omar, tú hiciste también “Compadres” (2016), una cinta que también es en inglés y español, en dos países ¿cómo es trabajar de esta manera?
O: “La dificultad siempre va a ser el lenguaje, por más que uno crea que hable bien inglés. No es nuestra lengua materna entonces siempre hay un desafío en la parte actoral, decirlo bien y la pronunciación, el acento, muchas cosas que tienes que tener en la cabeza. O a veces estás pensando demasiado en decirlo bien y ya pierdes un poco la interpretación”.
M: “Creo que esta vez fue más difícil para él (Ryan Carnes), porque estando puro mexicano, Ryan de repente sí me gritaba ‘please, english’, porque no entendía. Hacíamos un esfuerzo por hablar en inglés, pero eventualmente acabábamos hablando en español y para él fue peor”.
Con el tema de la convivencia entre Estados Unidos y México en la película, adquiere otro sentido en estos tiempos. La estaban filmando durante las polémicas elecciones, ¿cómo fue esta experiencia?
O: “Sí estuvo feo. Me acuerdo que al día siguiente de las elecciones que ganó Trump, te juro que la gente estaba deprimida”.
M: “Fue muy fuerte. Para ellos fue muy fuerte”.
O: “El mismo Ryan publicó en Twitter: ‘tengo aquí (en México) dos meses filmando y hasta ahorita no he visto ningún violador, ningún asesino’”.
M: Él estaba diciendo que tenía mucha vergüenza. Decía que quería entrar al set y pedir disculpas a todo mundo, como si fuera su responsabilidad siendo él americano. Para ellos yo creo que generó muchísima culpa, estar trabajando en nuestro país, sentirse tan agradecido, estar contento de haber conocido gente linda que lo trataron súper bien. Como esta impotencia de decir qué vergüenza”.
O: “Yo creo que la película llega en un buen momento y casi estoy seguro que no fue premeditado el momento. Yo tengo entendido que este guion estaba sobre la mesa desde hace 10 años, de Beto Gómez. Era muy diferente, cambió radicalmente, pero obviamente no estaba planeado para que se estrenara el año de las elecciones y justamente en el momento que se está viviendo ahorita”.
M: “Más enemigos que nunca México y Estados Unidos”.
O: “Exacto. Trump en el poder, pero también que los latinos están muy de moda y que también el cine mexicano está en buen momento. Va a llegar en un momento justo el nueve de febrero, algo va a pasar. Pero así suceden las mejores cosas, no se planean, suceden simplemente”.
¿Qué diferencias y similitudes tenemos los mexicanos y los estadounidenses?
M: “Diferencias creo que muchas. Culturalmente sí somos muy distintos. En la película se plantean muchas, pero uno conviviendo con Ryan te das cuenta. La verdad es que sí somos muy distintos. Lo típico, pero es verdad, es la cercanía que tenemos los latinos, no nada más los mexicanos, entre nosotros. La amabilidad, lo cariñosos que somos, somos muy humanos, muy pasionales, muy auténticos. No nos importa abrazar, decir, gritar, cantar, hacer lo que sea. En ellos sí hay una frialdad impresionante”.
O: “Llegamos a visitar a nuestro amigo sin avisarle a las 12 de la noche y allá tienes que hacer cita. Algo que me llamó mucho la atención a mí, ahora que tengo un año viviendo en Los Ángeles, allá te invitan a una cena, una comida, y ponen: de nueve a 12”.
M: “A las 12 te vas” (risas).
O: “O de nueve a dos. ¡Sí! Te dicen a qué hora te vas y aquí no”.
M: “Bueno y la puntualidad, allá si te invitan a las siete a un dinner, tienes que llegar a las siete. Aquí te dicen a las siete y sabes que vas a llegar a las nueve, porque a esa hora no va a haber nadie. Ahorita estaba diciendo (Ryan) que en la primera lectura que tuvimos, allá cuando tienen lecturas es a la una y a la una se sienta la gente a leer, que aquí la primera que tuvimos decía a la una y eran las dos y media y seguíamos todos platicando”.
O: “El cafecito, la galletita, risa y risa”.
Otro tema que trata es sobre la relación amor-odio que podemos tener con México. ¿A ustedes qué no les gusta y que sí del país?
O: “Yo te digo lo que sí me gusta. No, tú primero”.
M: “Pues yo sí tengo esta relación amor-odio. Amo mi ciudad, me encanta México, pero sí odio la inseguridad, porque es lo que me ha escupido de aquí, por miedo, me da miedo, es la realidad. La corrupción, me parece el peor defecto, creo que si no hubiera tanta esto sería mucho más fácil. Y amo muchas cosas: su comida, el ruido, el caos. Ese texto que dice Valentina, que fue la escena del casting, me encanta, porque yo también ahora que estoy viviendo allá me encanta eso. Estoy allá y amo la tranquilidad, el silencio, pero llego aquí y amo el ruido, amo estar con mi familia y mis amigos. Sí, son así las dos cosas”.
O: “A mí me encanta de México la cercanía de la gente. La franqueza, el abrazo, que saluden de beso. Que inviten a tus hijos a las fiestas, allá a mis hijos no los invitan a las fiestas. Amo los restaurantes, la variedad de comida, el mejor servicio de meseros. He viajado yo por todo el mundo, bendito Dios, y los mejores meseros del mundo, el mejor servicio lo tenemos aquí. Los colores, las playas, ay, me encanta tanto mi México. Por otro lado, detesto, como dice Marimar, la inseguridad, la corrupción, el que no se vean los impuestos en ningún lado, esa telaraña, ese cáncer que nos está matando en este país”.
Hay breve sátira política en la cinta y este año hay elecciones. ¿Qué piensan de tocar estos temas con cierto humor?
O: “Yo creo que lo principal de esta película es la historia de Valentina. Simplemente que, para bien o para mal, encontró el director un pretexto de hablar, de decir, de poner un poquito el dedo en la yaga de cómo viven los políticos de acá. Pero lo hace de una manera muy inteligente y sutil. Algo que me llama la atención también es que pueda mostrar la parte humana de estos políticos. Si bien se han ganado el nombre que tienen y el prejuicio, cuando a un mexicano le pones a un político enfrente, el prejuicio es de corrupto, villano, ladrón, pero es padre asomarnos a ver por qué son así. Darnos cuenta que también tiene una hija y que la extraña y que también está sufriendo. Creo que están muy bien dosificados todos los matices que maneja el director en la película”.
M: “Pues sí creo que es entre burla y sarcasmo. El tema de la austeridad, que es el que se toca políticamente aquí, es absurdo. Y sí lo vemos nosotros todo el tiempo, es una realidad. Pero creo que con humor y sin estar tanto en el tema, sin que la película se trate de eso, creo que al final acaba pasando a segundo plano. Pero sí, eventualmente los mexicanos nos reímos de nuestras desgracias y la política en nuestro país es una desgracia. Y o lo vemos con sentido del humor ¿o qué hacemos?, porque aquí vivimos (risas)”.