Ojalá que llueva café…

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Ojalá que llueva café…

Y empiezo mi primera nota citando una frase que quizá ya esté un poco trillada , pero realmente es cierta , “el café es un bálsamo para el corazón y el espíritu” y realmente la entendí después de saber en realidad que es el café…

Negro, con leche, sin azúcar, con vainilla, espresso, cortado, helado, caliente,  latte, frappé, cortado, en fin no acabaría de citar las mil y un formas en las que podemos tomar una bebida,  pero hay algo que todas tienen en común, EL CAFÉ, que no solamente es un simple grano, es toda una cultura, una economía, en fin, una forma de vida.

 Hay tantas cosas que quisiera compartir con ustedes acerca de este apasionante tema, pero empezaré con un poco de historia, (recuerdo exactamente el día en que me fue narrada y así con esta leyenda es como empezó mi amor por el café).

El café tiene su origen en Etiopía, en la región de Kaffa, donde hoy se producen las variedades más apreciadas en el mundo: Sidamo, Yirgacheffe y Harar.

Un día como otro cualquiera, allá por el año seiscientos, un pastor llamado Kaldi salió con sus cabras a la montaña. Los montes eran frondosos, ricos en pastos y llenos del colorido que le daba una enorme variedad de plantas. Kaldi despertó de la siesta porque sus cabras se comportaban de manera extraña: estaban nerviosas, no paraban de saltar ,  parecía que se tronchaban de risa.  

Observó a los animales y comprobó que la fiesta empezaba cuando comían unas apetitosas bayas rojas que crecían en racimos en un arbusto.

Cortó una rama de aquella especie de cerezas y se la llevó a un monje sabio de un convento que había en el valle. El sacerdote, tras escuchar la historia que le contó Kaldi, decidió cocinar aquellas frutas carnosas. El resultado fue tan amargo que arrojó con desprecio las ramas al fuego. Pero en ese instante, el agradable olor que desprendieron las semillas al tostarse con las brasas del fogón les hizo pensar que los animales no podían estar equivocadas cuando volvían una y otra vez a comer en los arbustos de frutas encarnadas.

Así fue como Kaldi y el monje sabio descubrieron que tostando las semillas se podía hacer una infusión rica y estimulante. Al pastor ya nunca le fallaron las fuerzas subir montaña arriba con sus cabras.

Y asi fue como descubrieron todas las propiedades del café tostado, puede usted creerla o no, lo que es una realidad,  es que ahora podemos disfrutar de esta excitante bebida  de grano tostado,  que está  al alcance de todos, y que aprendamos a conocer todos los secretos que encierra una humeante taza de café.

Sugerencia:

Aprendamos poco a poco a disfrutar de un buen café, mi recomendación, en una tarde de lluvia, un buen café de Oaxaca (sin azúcar ni leche) con una rebanada de pastel de chocolate, estoy segura que le va a quedar asombrado de la perfecta y exquisita  combinación de sabores y contrastes en su paladar. Espero que lo disfrute!