Ocho historias para creer en el amor

Tras una larga búsqueda por la ciudad, encontramos ocho parejas que demuestran que el amor existe y siempre somos unos principiantes
Fotos: Vanguardia/Omar Saucedo/Mayra Franco/Álex Guzmán
Nos entendemos sin ningún problema. Si hay algún conflicto, lo discutimos inmediatamente”.
Rebeca.

Por: Quetzali García
Fotos y video: Omar Saucedo/Mayra Franco/Álex Guzmán
Edición: Nazul Aramayo
Diseño: Édgar de la Garza

 

Cuando Sabines escribió que los amorosos callan y que el amor es el silencio más fino, tenía razón. 

Qué difícil fue ir de cacería por las calles de esta ciudad para encontrar voces dispuestas a dejarnos vivir sus éxitos y retorcernos de dolor con sus cicatrices. Además, tenía la esperanza de refutar la cita de Jesús de León, historiador de la capital coahuilense: “el único amor real y creíble es el que se tiene a uno mismo. Lo demás es demasiado sórdido; rebaja a la más pura y cruda relación sexual”.

Uno no puede entrar al mundo de los amorosos sin visa. Puede acecharlos con un cristal invisible de por medio que los protege del viento, del ruido, del miedo, de ellos mismos. Los envidiosos dirán que se dejaron chupar el alma por su media naranja y por eso disfrutan ignorando a los demás. Pero Borges, nos explica el raciocinio de estos seres en su poema “El Enamorado”: “Debo fingir que hay otros. Es mentira. /Sólo tú eres./ Tú, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura.”

Para entender a los amorosos hay que saber de antemano que son sobrevivientes. “Recuerdo que el amor era una fiera lentísima: mordía con sus colmillos de azúcar y endulzaba el muñón al desprender el brazo”. Eduardo Lizalde se desangraba al dejar por escrito su batalla. Cuando le dije a una chica que me dejara entrevistarlos a ella y a su prometido me contestó secamente: “le acabo de devolver el anillo y no me quiere pagar lo que yo puse del salón”.

Zygmund Bauman, el sociólogo de la modernidad líquida, se retorcería en su tumba si hubiera visto cómo pasaba por alto todas sus teorías. Cada llamada fallida me recordaba su postura, que sostiene que las relaciones actuales se basan en promesas y expectativas. Las parejas se volvieron un producto para el consumidor: satisfacción en el momento, y si no está completamente satisfecho, devuélvalo a la tienda o reemplácelo por uno nuevo y mejorado. Y para acompañar el combo depresivo y porque los números no mienten: uno de cada tres matrimonios terminan en divorcio en Coahuila. Pero todo depende del cristal con que se mire: por cada tres matrimonios, sólo uno se divorcia. Optimismo.

Empecé a hacer más labor de espía de internet. Yendo de un perfil a otro y di con mis primeras víctimas... pero los amorosos son, además de huidizos, una tribu superior, que ha creado su propio lenguaje, con sólo dos hablantes por pareja y entendido sólo por el otro.

Para garantizar que esta experiencia de acercamiento fuese fidedigna, se empleó el cuestionario que diseñaron psicólogos, publicado por el The New York Times: “36 preguntas para enamorarse”. Las preguntas se las hicieron entre ellos y esto es un esfuerzo de traducción voyeurista para reconstruir sus historias.

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Un amor inevitable
MICHELL Y REBECA

No fue amor a primera vista. Empezaron haciendo teatro, cortometrajes. Él había sido un compañero de trabajo, una guía. Ambos estaban con otras personas, pero la convivencia fue tierra fértil para su romance.

“Cobardemente”, dice Michell que le confesó su amor por WhatsApp. Y me extraña porque Michell es una de las personas más valientes que he conocido, fue mi colega en radio y desde entonces aprecio su franqueza e ideales. Él es un chico transexual que defendió su derecho legal a cambiar su nombre y género; que inició hace tiempo un tratamiento con hormonas y que se enfrenta sin tapujos a personas que “no entienden que el género está en la sien y no entre las piernas”. Sólo hubo alguien que lo ha podido poner nervioso: Rebeca, el nombre de su tormenta.  “Es inevitable amar a alguien como él”, dice ella.

El proceso que ha seguido Michell, dice Rebeca:  “No tiene nada qué ver. No es algo que afecte o influya en nuestra relación. Es un proceso que él vivió, un proceso en el que yo no puedo meterme. Es una decisión personal. Lo único que puedo hacer es estar a su lado”.

En estos cuatro meses: “Nos entendemos sin ningún problema. Si hay algún conflicto, lo discutimos inmediatamente”. Creo que es la entrevista donde ha habido más risas. Sus comentarios son ágiles, llenos de humor negro, sarcasmo, miradas. En el futuro hay más teatro, más vida, más luz.

NOÉ Y PEDRO
No fue un ¿te quieres casar conmigo? Fue un ¿si te vas a casar conmigo? Si me dices que sí: ya tengo fecha, lugar, todo”.
Noé.

Los opuestos se atraen
NOÉ Y PEDRO

La primera gallina llegó en enero. ¿Cómo llegó?¿Quién le dijo que en esa casa nadie iba a comérsela? Bueno, Noé lo haría pero sólo sobre el cadáver de Pedro, quien es vegetariano y defensor acérrimo de los derechos de los animales. Son un matrimonio de diez años, donde se han cumplido varias leyes raras del amor.

Amor a primera vista: se conocieron en una calle del centro. Un encuentro fortuito que cambió su vida hace más de una década, cuando empezaban a verse avances la legislación para parejas del mismo sexo.

Los opuestos se atraen: si uno dice blanco, el otro dice negro. A Noé le gustan los perros y a Pedro los gatos. Uno manda poemas y el otro entra en pánico porque no entiende bien cómo responderle esos actos cursis que terminaron enamorándolo. Al final del día tienen seis animales rescatados y, bueno, el que no es cursi le lee algunos versos de Benedetti. Se amoldan, se rigen por el entendimiento, por encontrarse en un punto medio y ser felices.

Ambos reconocen que desde que se conocieron el mundo ha cambiado mucho. Diario se enfrentan a microagresiones, tan sólo cinco minutos antes de la entrevista pasa lo siguiente a fuera de Casa Tiyahui.

Un grito de la calle se estrella en un letrero que dice “Otro mundo es posible”.

–Ay sí, ay sí. Soy joto –risas burlonas, afiladas.

–Qué bueno. Felicidades.

Pedro contesta como quién dice buenos días. Y es que confiesa que las agresiones que sufren como comunidad los ha vuelto más fuertes. En la asociación a la que pertenecen siempre buscan darse fuerzas. “Oye que corrieron a Fulanito por salir del clóset. Vamos a ver cómo le ayudamos entre todos. No es justo. No está bien”. Sacan fuerzas de la miseria, de la ignorancia, de la violencia. Y eso les da ánimos, los vuelve visibles e invencibles. Están juntos en esto. Están juntos siempre.

–¿De qué color es la gallina que tienen?

–Es blanca.

–Ah, es que ya hay dos, llegó una gallina café.

¿Por qué la gallina cruzó la calle? Para conocer a estos enamorados.

VERO Y BETO
Nuestra primera mesa era de adobe y la silla una caja de coca. Uno empieza desde abajo, aprendimos unión, esperanza”.
Beto y Vero.

Un amor leal
VERO Y BETO

Su bebé se enfermó. Ese día habían gastado todo en medicinas, vueltas al hospital. Para poder comer sacaron una bolsa con monedas de diez centavos. Contaron el dinero haciendo montoncitos de feria en su comedor improvisado: una mesa de adobe y sillas de caja de refrescos. Y ese día les enseñó que el amor es ser leales, estar juntos, no fallarse.

De eso ya hará veinte años. Hoy tienen una cocina preciosa, una mesa de caoba donde nos reciben con deliciosos alimentos. Y es que, dicen, algo aprendieron con sus primeros muebles: primero agradecer a Dios; segundo, no olvidar de dónde vienen; y tercero, a siempre luchar por salir adelante.

Son originarios de la Aurora y tienen una historia de superación no sólo material, sino espiritual que los ha llevado a formar una familia que no se da por vencida, que siempre se está riendo. Son honestos, sencillos y se ve que se aman como el primer día. ¿Qué es lo que más te gusta de Vero? “Sinceramente su cuerpo”. Son amorosos pasionales, dedicados que no han dejado de elegirse todos los días.

Beto manejaba una combi que le decían “La Chata por que ya estaba en status de chatarra”. Con eso y sacrificios se pudo dar el lujo de decirle, cuando ella estaba a punto de tirar la toalla y dejar de estudiar su maestría: “nombre, reina, yo le pago su titulación”. Sus éxitos profesionales están dedicados el uno al otro, pero también a sus hijos, el motor de ambos.

Aunque tienen veinte años de casados, se conocen desde que eran niños. El papá de Beto era comerciante y seguido llegaba a casa de los papás de Vero. Les decía “denme a la niña, ya ven que tuve puros varones, quiero una hija”. Y sí, años más tarde se casarían y sin saberlo terminaría siendo también su hija. Hombro a hombro son más que dos. 

IRMA Y JUAN
Ella a mi lado siempre. Siempre yo a su lado. Fue mi pilar después de que se murió mi mamá”.
Juan.

Una verdadera historia
IRMA Y JUAN

¿Se imagina estar casada con un Karateka? Pues doña Irma lo vivió de primera mano. Eso sí, nunca la golpeó. Excepto una vez que estaba dormido y tiró una patada, todavía dormido le pidió perdón. Hace cuarenta y tres años que ella encontró a su todólogo, tesoro, el amor de su vida; en un baile de los de antes donde estas dos almas se encontraron y ya no quisieron soltarse. No, señor. Nos reciben en su sala, hay un cojín con forma de corazón que dice I love you.

Lo hizo doña Irma en sus clases de manualidades para Juan, el karateka. Hay fotos de las bodas de sus hijos y nietos que son su orgullo. Pero hay otros hijos que no están en las paredes. Son los que con sus consejos adoptaron cuando Juan trabajaba en una casa hogar dando clases de defensa personal. Hubiera sido sólo maestro, pero su carisma lo llevó a ser más que un padre para ellos, casi podría decirse que un ángel. Con sus charlas, evitó que algunos tomaran la decisión de terminar con sus vidas y les ayudó a no recaer en drogas. Encaminar a esos jóvenes le hace romper en llanto: “Aguanté por ella, para que estuviera orgullosa de mí”. Ella estoica, toma su mano y detiene su llanto con sólo una mirada. En el cuestionario hay una pregunta que los toma por sorpresa: ¿cuándo fue la última vez que cantaste para alguien más? “Pues para ti, chula, siempre te ando cantando”, dice Juan y sale corriendo por su guitarra. Que no quede duda, que la ama y que le va a cantar toda la vida.

ERIKA Y ALEJANDRA
Mi recuerdo más valioso es el día que te conocí y el mayor logro que he conseguido ha sido tener una familia contigo”.
Alejandra.

Amar es luchar
ERIKA Y ALEJANDRA

 

'Qué estrella sanguinaria no
quiere ceder el paso
Dadora de infinito
Heme aquí'

Vicente Huidobro.

 

 –Vámonos a Vallarta.

–¡Vámonos!

Toman la camioneta y, sin planearlo, agarran la carretera y empiezan otra aventura. Así de simple. Esta es una sus tesoro-historias que empezaron hace cinco años. Ahora planean otra mucho más formal: su boda, ya tienen resuelto el salón y los detalles legales. Su gran día es el éxito de su paciencia, entrega mutua y de una lucha constante contra la discriminación y la ignorancia que la comunidad LGBT defiende con la tesis: “Amor es amor”.

–Ya va a venir Ale por mí.

–¿Ale es tu “amiga”?

–No… Ale es mi novia. Es mi prometida.

No esconderse, no decir que son “amigas”, sino estar orgullosas de ser pareja es un paso para salir adelante, un proceso de amor y aceptación que han dado juntas. Ellas dicen que la gente muestra respeto y cuando han recibido ataques (lamentablemente de parte de su familia), prefieren desestimarlos y enfocarse en las muestras de amor que reciben de las personas que quieren. Eso es lo que importa.

Por cuestiones de trabajo, Erika tuvo que irse al norte del estado hace algunos años. Y entonces sí, la distancia dolorosa y difícil fue su mejor maestra. Álex voltea a verla como si Erika fuera oro, diamantes, luz y añade: “me enseñó a valorarla, a estar orgullosa de que persiguiera sus sueños”.

Hacer tiempo para verse, viajar para poder estar juntas, ver que la otra persona se supera fueron factores lo que les hizo reconocer que quieren seguir soñando juntas. Su recuerdo más valioso fue el día que se conocieron.

Se les pide que hagan tres oraciones con el pronombre en primera persona del plural: “Nosotros viajando por el mundo. Nosotros toda una vida juntos. Nosotros siempre vamos a ser muy felices”. Álex tiene una corazonada secreta de cómo va a morir: dormida, al lado de esa mujer con la que comparte todo y las ganas de vivir.

ALMA ROSA Y ALFREDO
Amor, yo te sigo amando estés como estés”.
Alfredo.

Corazones jóvenes
ALMA ROSA Y ALFREDO

'Tenemos una esperanza a prueba de
erremotos y congojas, sabemos
esperar rodeados por la muerte,
sabemos desvelarnos por la vida'

Mario Benedetti.

 

Son las tres de la mañana y dos jubilados están platicando como si fueran las tres de la tarde. Son los efectos colaterales de la quimioterapia los que los mantienen despiertos. Sólo ella está enferma, pero los dos están enamorados. Por eso cuando él nota que el dolor parece ahogarla, se levanta de la cama y con paciencia le prepara su corazón, lo que sea para salvarla.

–Amor, no tengo sueño. Vamos a platicar.

–Sí. ¿Qué te traigo: un yogurt o un café?

Y ahí empiezan a arreglar el mundo. Entonces, la mejor medicina es la devoción que siente el uno por el otro. Hace cuarenta años, como dictaba la tradición saltillense, una muchacha de la Normal y un chico de la Narro se conocieron en un huateque. Y desde ahí nada los para. Nada. Una tarde mientras le realizaba curaciones tras una intervención, Alma se decidió a preguntarle:

–¿Qué sientes al verme así?

–Amor, yo te sigo amando estés como estés.

Para amar a Alma basta que uno se deje perder en sus ojos, en su voz franca, en el sutil aroma a flores que nos deja en cada abrazo, en el respeto que impone su presencia. He leído sobre ella en las estampas que escribe su hijo Sergio en Facebook. Sus hazañas, sus ocurrencias, su sabiduría están reflejadas en un diario virtual. Pero la realidad supera todo. Aún no hemos cruzado palabra y ya quiero pedirle que me adopte, que no me suelte de sus brazos. Y esa es tan sólo la experiencia incidental, de alguien que se cruza con ella y que con una plática ya le cambió la vida.

Alfredo, su compañero de vida, dice que lo que más le gusta de ella es su alegría, sus ganas de luchar, su lealtad, su organización, su perdón. No se han inventado palabras para describir la mirada cómplice que se regalan. Ellos jamás se ocultan nada. Ya llegaron a un punto en el que se adivinan las frases.

A don Alfredo no le da pena llorar. La última vez que lo hizo: hace unos minutos y fue de alegría cuando recordó cómo la conquistó. Alma se vuelve loca con su paciencia y el amor que él le profesa. Momento. Hay algo que nunca terminará de decirle: ¡gracias, gracias! Y él se sonroja, y se siguen encontrando a la mitad del camino. La mera idea de que lo suyo no estuviera escrito en las estrellas parece un disparate.

A esta pareja de corazones jóvenes, usted la encuentra paseando en la colonia República, arrasando en la pista durante los bailes de Beto Díaz. Si los ve, apréndales algo o simplemente disfrute un retrato indiscutible del amor.

BRANDON Y KATIA
Ya no quería esperar y le pregunté directamente si quería ser mi novio”.
Katia.

Romper esquemas
BRANDON Y KATIA

Su comienzo fue como atracción fatal, donde los roles de género no existen, sólo el cariño y las ganas de estar juntos. A él le empezaron a llegar mensajes con imágenes de él mismo. Era ella, quien lo conoció en un club de fotos y empezó a cortejarlo. “Cuando supe que era ella me ponía nervioso, pero aproveché para devolverle el favor y le hice una sesión; a partir de entonces encontramos que teníamos muchos temas de conversación”.

–Fue demasiado extraño, de la nada empezaron a llegar fotos mías. Me chivée todo cuando supe que era ella.

–Ya no quería esperar y le pregunté directamente si quería ser mi novio.

Empecé a escuchar una pieza preciosa en piano antes de comenzar una entrevista con otros amorosos. Eran Katia y Brandon, quienes dicen que su mayor aliado es estar en el mismo contexto, mientras aprenden a tocar el piano y nos deleitan con sus melodías.

–Nunca había encontrado alguien que se riera de lo mismo que yo.

–Te amo.

Si estos amorosos están leyendo esto: encontramos al levantar las cámaras una carta de amor. Pueden pasar a recogerla a la Redacción de este medio.

JESSICA Y ENRIQUE
Somos muy molestones, siempre le encontramos humor a todo”.
Jessica y Enrique.

Arte, risas y sueños
JESSICA Y ENRIQUE

En la galería Albricci esta noche hay cien artistas y un ingeniero. Pululan personajes extravagantes, con ropa llamativa y opiniones todavía más fuertes que los colores de las paredes. Todos admiran las obras, emiten críticas. Todos menos uno. Enrique, “el Inge”, que está perdido pero en los ojos de Jessica, una de las expositoras. Ha aprendido a amar el arte para entender a su novia. Haría lo que fuera por ella. Incluso aceptar esta entrevista. “Me gusta que pelea por lo que quiere, que es segura, fuerte, y sé que puedo contar con ella”.

Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida. Por eso este 14 de febrero volverán al mismo restaurante donde se conocieron. En estos dos años de novios no se les ha terminado la serotonina. Se ríen por cualquier cosa tan sólo con encontrarse en sus ojos. “Me gusta todo de él”. Lo único que ella le ha ocultado es que su perrito bebé la atacó cuando no eran novios.Le dio mucha pena platicarle, pero ya lo hizo. “Somos muy molestones, siempre le encontramos humor a todo”, dice al unísono esta pareja de millennials cuyo amor floreció en Facebook. Lo más tierno de ellos es que él parece un tipo duro que sólo reacciona con ternura a las sonrisas de la chica. Viven un juego de espejos y risas.