Nuestra fama de bandidos
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Nuestra fama de bandidos
En la tierra de Robin Hood, ciudad que lleva el nombre de Nottingham, las autoridades y los empresarios locales han luchado por más de 20 años para acabar con la fama medieval referente a una guarida de bandidos que robaban a los ricos para repartir el botín entre los pobres, fama que después de 700 años, aunque usted no lo crea, ahora afecta la percepción de los inversionistas extranjeros respecto a un lugar fuera de la ley, con políticas públicas de populismo redistributivo y donde la impunidad de un forajido escondido en los bosques de Sherwood es motivo de orgullo y no de vergüenza, como lo es ahora la situación de México, sumido en la corrupción, fama que nos precederá por muchos años dada la nula justicia y la consabida impunidad.
¿Cuántos bosques de Sherwood abrigan hoy a políticos ladrones en este País? Vaya, ni siquiera tenemos el Robin Hood que roba a los ricos para ayudar a los pobres, sino todo lo contrario, aquí hay puro sheriff corrupto robando a los pobres, al estilo “Litros” Ramos y compañía, nada de idealismo, sólo perversidad.
Y es que aquí en Coahuila el equivalente al bosque de Sherwood como guarida de ladrones bien lo representa el Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), con el sheriff más inútil de todo México, el fiscal Jesús Flores Mier, junto con los consejeros “ciudadanos” del sistema, zombis paleros que nunca respiran aire fresco, un entramado anticorrupción que cuesta cientos de millones con cero resultados, y ni siquiera investigan por qué los extesoreros Chuy Ochoa y Víctor Zamora no hacen el esfuerzo por limpiar su nombre, ya que “alguien” falsificó su firma para sacar miles de millones de los bancos con documentos falsos (delito federal vs. SHCP) y ahora falta ver qué hace Gertz Manero al respecto.
Porque a nivel nacional estamos peor con lo del caso Odebretcht, donde México es el único País sin procesados y ningún político en la cárcel como en los otros países, incluyendo a varios expresidentes de naciones del cono sur, obvio es que la PGR fue el gran bosque de Sherwood que en este País protegió a bandidos y ladrones del sexenio anterior.
Otro bosque de Sherwood que en México es protector de bandidos lo representan los poderes judiciales de los estados y el Poder Judicial de la Federación con sus respectivos consejos de la judicatura, donde usted jamás verá jueces procesando a otros jueces o magistrados juzgando a magistrados o a ministros dando respeto a las togas que ahora son inútiles adornos, todos, haciendo trafiques como negociantes de la ley o, de plano, haciendo negocios con traficantes, lo cual es el último grado de perversidad; usar las leyes para la injusticia, liberando asesinos, violadores y secuestradores, traficando con las medidas cautelares, protegiendo a las juezas corruptas del caso Infonavit, al responsable del caso Ficrea, porque entre gitanos nunca se leen la mano, corruptos hasta la médula. El Poder Legislativo debe prohibir el uso de la toga en el Poder Judicial, nadie la respeta, aunque los bribones se vayan al amparo, vergüenza nacional.
¿Y nuestro Rubén Hood de los “derechos humanos”? No existe, nunca existió.