Primera.- La renuncia de Beltrones, no es una cuestión de simpleza, es parte también de un operativo necesario en todos los confines de esta patria, sin dejar de lado a Coahuila. El ahora exlíder del PRI deja como herencia un mensaje de despedida que tiene claros destinatarios: Javier y César Duarte, Roberto Borge y Rodrigo Medina. “Lo que los gobiernos hacen, su partido lo resiente”.

Las voces informativas mencionan alegría en el Palacio Rosa de Saltillo y el municipal de Torreón después de conocer la noticia, un enemigo político menos y de qué tamaño. 

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que la lección mayor de las elecciones del 2016, se basó en el desempeño de los gobernadores y su proclividad en convertir su Gobierno en una dictadura en la que se controlaba todo y se descontrolaba el gasto público, haciéndose de peculios innumerables y deudas impagables.

¿Continuará el Gobierno con la lisonja para Alejandro Gutiérrez a quien hasta le dedicaron una calle?, se dice que ahora ni siquiera le van a dedicar en el radio “La chancla que yo tiro”. Así es la política coahuiltecus.

Segunda.- Fue entregado el informe: “Atrocidades innegables” (crímenes de lesa humanidad en México) por parte de la Open Society Fundation, en un reporte de 236 páginas con fecha junio 6/2016.
Dentro del análisis y con el propósito de asegurar la consideración adecuada de la estructura federal mexicana, la investigación se extendió a cinco de los 31 estados de México: Coahuila, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca y Querétaro. Estos estados han experimentado niveles significativos de asesinatos, desapariciones y tortura desde 2006.

De manera desafortunada el informe refiere que nuestro Estado es un territorio de desapariciones e impunidad, llegando a referir que desde la autoridad se esconde información y más aún se realiza una contabilidad de desapariciones por demás caprichosa.

Entre las conclusiones del reporte para Coahuila menciona: “A pesar de que el Gobernador reconocía que el Estado tenía un problema de desapariciones y de las mejoras al marco legal, las familias que participaron en el GAT comenzaron a frustrarse por la falta de avances en sus casos. Aunque para mayo de 2015, el Gobierno estatal declaró que había encontrado a 871 personas desaparecidas (821 vivas y 50 muertas), las estadísticas del Gobierno mezclan las personas desaparecidas por motivos criminales y no criminales, y las familias sospechan que la mayoría de los que han sido hallados con vida corresponden a esta segunda categoría. Asimismo, a pesar de que el Gobernador ha reconocido que las desapariciones son un problema, no ha demostrado el mismo grado de apertura a la hora de reconocer la magnitud del problema de tortura en el Estado. De hecho, la fuerza policíaca especial creada por el Gobernador para luchar contra los crímenes atroces, el Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE), ha sido acusado de participar de manera importante en prácticas de tortura y desapariciones forzadas”. Ahora sí a tragar sapos.

Tercera.- El afán protagónico es notorio, a como dé lugar quiere ser considerado para la minialcaldía de Saltillo sin medir las consecuencias ya que resulta que de nueva cuenta, el diputado local Francisco Tobías Hernández fue captado cometiendo actos de ilegalidad cuando, con ayuda de otros sujetos, pintó de rojo la infraestructura urbana en la plaza dedicada a Luis Donaldo Colosio, ubicada en el bulevar del mismo nombre, en la colonia Los Pinos.

Sin embargo el diputado Tobías poco conoce de la capacidad de memoria del electorado. 
Ellos, por ejemplo recuerdan muy bien cuando votó por aquella ley de deuda publica que puso 30 candados y tres aldabas a la administración de Humberto Moreira, mismo al que sirve en una de sus empresas de las que “se mantenía” en España, como lo reconoció, cuando se vio asediado por la prensa.

Si de verdad el llamado minicronista de Saltillo tuviera interés en conocer los pormenores del fusilamiento de Colosio, debería leer los muy interesantes datos del libro de Gómez Leyva: “Ya vamos llegando a Mexico”. Seguro sufriría desilusión de haber pintado de rojo el apellido Colosio, pero en fin.