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Noticias muy extrañas y a la vez dolorosas e indignantes solemos encontrar en Internet y en las redes sociales.

El martes me topé con una noticia un poco extraña pero que nos habla de las conquistas que se han dado alrededor del mundo en pro de la igualdad de género. Resulta que, en Sudáfrica, país en el que sólo a los hombres se les permite tener múltiples cónyuges, se puso sobre la mesa de discusión la iniciativa para permitir la poliandria, es decir, que se les otorgue libertad plena a las mujeres de estar casadas con uno o varios hombres a la vez. Este posible cambio legal ha despertado la indignación de los más conservadores, pero yo creo que las propias mujeres se van a arrepentir de buscar la igualdad en este aspecto: imaginemos el hipotético caso de una mujer que se queja de que su marido la está volviendo loca. ¿Qué pasaría si esa mujer tuviera cinco esposos? Tendría que vivir discutiendo en cinco ocasiones a la vez porque cada uno de sus esposos no aporta lo mínimo indispensable para la manutención del hogar, o porque los cinco se olvidan de las mismas peticiones, o porque los cinco se quedan dormidos apenas la película comienza, o porque de los cinco no se hace ni uno, o porque…

Hace un par de días circuló la noticia de una masacre reportada en Miguel Alemán, Tamaulipas. De pronto, las redes sociales se inundaron con imágenes y videos de los cuerpos de al menos nueve presuntos delincuentes que yacían sobre el asfalto de la carretera que conecta a tal población con Monterrey. Es indignante que mientras este tipo de masacres siguen sucediendo, la insensibilidad del Presidente sigue en aumento, al grado de agradecer a las fuerzas del narcotráfico porque se portaron muy bien durante la jornada electoral (¿acaso la gratitud expresa por AMLO fue por la ayuda recibida para que Morena ganara en los estados de mayor presencia de cárteles de la droga?).  Ya se vio que ni los abrazos sirvieron ni tampoco los regaños de las mamás y abuelas de los delincuentes. Lo único que queda por hacer es actuar en contra de los grupos delincuenciales y cumplir así con garantizar al pueblo de México un mínimo de seguridad pública.

Otra noticia reciente causó gran estupefacción en mí, pues no sólo me indignó, sino que por el estado de iracundia en el que me vi inmerso me llevó a lanzar al viento unos cuantos dicterios que ahora no repetiré por recato y por un mínimo de pudor. Resulta que nuestro Presidente, en ánimo de solucionar lo sucedido con la tristemente célebre Línea 12 del Metro capitalino, recibió en su palaciego despacho al dueño de la constructora responsable del proyecto. Con bombo y platillo salió de su despacho para anunciar que había llegado a un feliz acuerdo: “Carlos Slim vino a decirme que se hará cargo de la reconstrucción de todo el tramo cuidando que quede con toda la seguridad necesaria y sin que le cueste al pueblo, sin pedir nada de presupuesto, que es su compromiso. Van a ponerse de acuerdo con Claudia Sheinbaum para que en un año esté funcionando de nuevo la Línea. Se lo agradezco y ojalá así también actúen otros empresarios”. Muy bien, excelente noticia, pero… ¿y las 26 personas fallecidas? ¿Quién se hará responsable ante la ley por su muerte?

Sin embargo, de todas las noticias extrañas, dolorosas e indignantes que circularon en las redes sociales en días recientes, el flamante subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, sí que se voló la barda afirmando que los papás que reclaman por la falta de medicinas y tratamientos para sus hijos con cáncer, en realidad buscan generar una ola de simpatía golpista. Dicho en otras palabras, el fallido zar anticovid culpó a los niños con cáncer y a sus papás de querer orquestar un golpe de Estado contra el presidente López Obrador.

Las noticias citadas anteriormente, con excepción de la lucha en pro de la poliandria en Sudáfrica, aquí entre nos evidencian la insensibilidad de nuestro Presidente ante las crecientes ejecuciones por la lucha entre grupos del crimen organizado, ante la tragedia humana por el colapso en la Línea 12 del metro y ante el dolor que sienten los padres de niños con cáncer por el abandono oficial.

Antes el Presidente sólo tenía como sus villanos favoritos a Salinas de Gortari o a Felipe Calderón. Ahora su peor pesadilla somos los ciudadanos honestos, los aspiracionistas, los fifís, los niños golpistas, la clase media, los conservadores, los tecnócratas, en fin, todos los mexicanos que nos atrevemos a pensar distinto a él. Muy mal estamos cuando más de la mitad de los mexicanos somos considerados como enemigos de la “transformación”.