Nobel de la paz y la “Revolución del Jazmín”
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Nobel de la paz y la “Revolución del Jazmín”
Así la llamaban cuando nació. “La Revolución del Jazmín”. Luego, cuando se expandió desde Túnez hacia otros países, le cambiaron el nombre y la empezaron a llamar “Primavera Árabe”. Algunos supersticiosos incluso llegaron a decir que fue ese nuevo nombre el que trastocó su destino. Lo que es cierto, más allá de las supersticiones, es que Túnez era un país muy diferente a los demás. Y por lo tanto, replicar lo que ahí acontecía, no iba a ser fácil.
Túnez fue la excepción, no la regla. Lo fue en parte gracias a la propia composición de la sociedad tunecina, mayoritariamente conformada por clases medias urbanas y bajos niveles de pobreza. Pero esa es sólo una parte. Túnez fue también la excepción gracias al Cuarteto del Diálogo Nacional que recibe el Nobel, cuatro organizaciones que supieron, en momentos de altísimo riesgo, encausar negociaciones entre actores enfrentados. También fue la excepción gracias a esos actores que estuvieron dispuestos a jugar con las reglas.
Egipto también tenía un sector de clases medias urbanas educadas y muy conectadas a internet. Sin embargo, las diferencias resaltaban. En el Egipto de 2011, 22% de personas tenía acceso a internet (40% menos que Túnez), y solo 12% tenía acceso a Facebook (la mitad de Túnez). Egipto era un país con más de la mitad de la población viviendo en pobreza. En ese país, la influencia de la Hermandad Musulmana era enorme, y como resultado, esa organización tuvo la capacidad de ganar las elecciones, lo que generó preocupación entre los actores pertenecientes al antiguo régimen y entre muchos actores liberales, varios de quienes habían detonado las protestas, y quienes terminaron por preferir el retorno de los militares al poder que ver a su país islamizado. También en Túnez los islamistas ganaron las primeras elecciones y provocaron gran preocupación en los sectores liberales, pero a diferencia de Egipto, la sociedad tunecina ha conseguido hasta ahora resolver sus diferencias a través del diálogo.
En Libia y Yemen, dos países de sociedades muy tribales, muy poco parecidas a lo que narraba el relato de la “Primavera Árabe”, tras el colapso de las dictaduras, lo que sobrevino fue la guerra. Tribus, clanes, grupos sectarios, militantes islámicos, potencias, todos chocando entre sí. Siria es sin duda el caso que más representa la frustración de las protestas de 2011. Justo ahí, en esas manifestaciones, inicia la guerra civil en la que, cuatro años después, se enfrentan milicias laicas, milicias islámicas locales, milicias islámicas extranjeras, potencias regionales y potencias globales.
Así que hoy, cuando esas guerras civiles se encuentran en plena explosión, cuando estamos ante algunas de las mayores tragedias de los últimos tiempos, cuando las olas de refugiados abarrotan las balsas, los autobuses y los trenes para huir de la violencia y el terrorismo, justo hoy, el comité Nobel nos pide regresar a Túnez, Y si bien es imposible obviar los riesgos que siguen amenazando a ese país, es atinado reconocer a las mujeres y los hombres de cuatro organizaciones que estuvieron a la altura de la historia original de la “Revolución del Jazmín”, cuyo nombre, quizás, nunca debió sustituirse.
Twitter: @maurimm