¡No te quites la vida!

Usted está aquí

¡No te quites la vida!

Llega indeciso y titubeante.
     

No puede fijarse su mirada. Pantalones ceñidos de tela burda. Zapatos deportivos para mucho caminar. Playera verde aceituna y encima chaqueta con forro invernal. Cabello desobediente que no respeta la raya.

      -¿Qué te trae por aquí?

      -Es que necesitaba hablar con alguien. Esta mañana me iba a suicidar… No lo hice porque pasé por la alameda… Ahí estaba una familia… Una pareja con dos niños y una niña. Jugaban en los columpios. Estaban todos muy contentos.

Se notaba mucha alegría, mucho cariño. Estaban felices. se trataban muy bien… Me reí como ellos cuando uno de los niños tropezó y echó una maroma muy graciosa…Yo estaba muy triste pero en ese momento se me olvidaron todos mis pensamientos…Creo que ellos estaban viviendo  la verdadera vida…

     -Y parece que ellos te salvaron la vida. 

     -Creo que sí. 

     - Sin embargo, creo que esta mañana tú tenías razón.

     -¿Crees que debí quitarme la vida?

     -No. no tú. Es que descubriste que algo debía morir. En eso no te engañabas. En eso tenías razón. Pero ahora, por esa familia, sabes que no eras tú el que debía morir.  Así como murió tu tristeza en ese momento en que los contemplabas en la alameda, así tienes que descubrir qué es lo que debe morir ahora… Puede ser algún egoísmo que te ha dominado. Puede ser un manejo equivocado de una relación, de un conflicto, o de una pérdida que habías juzgado irreparable. 

       -Es posible que por eso esté aquí. Ahora eres tú el que tiene razón también. Creo ya que no debo quitarme la vida. Tengo que quitarme la muerte.

       -Si. Todos tenemos que quitarnos la muerte. Es más. Ya nos la quitaron cuando fuimos bautizados. Hemos sufrido después porque no nos dábamos cuenta que ya tenemos una vida verdadera que vivir. Como esa de esa familia de la alameda. Ellos nunca sabrán que su alegría le salvó la vida a un muchacho que pasaba.

       -¿Nos quitaron la muerte en el bautismo? 

       - Bueno, ahí morimos a todo lo que es muerte. El Salvador, nos hace participar de su muerte y de su resurrección para que vivamos vida nueva. La muerte queda vencida para siempre. Solo queda la pascua. Pascua quiere decir paso. Paso del tiempo a la eternidad gloriosa, claro, si fue buena la vida.

        -Entonces puedo quitarme la muerte viviendo esa vida buena.

        -Sì. Así tu vida es verdadera. Si es buena, al final encontrarás pascua y no muerte. Cuando llegue la muerte tú ya no estarás ahí… ¡ja,ja!

         Reímos juntos. Se va muy pronto. Como si tuviera prisa de estrenar algo. Se despide con un abrazo inesperado… Quizá muchas familias no saben cuántas vidas juveniles habrán salvado solo con la irradiación de su alegría...