No te pongas metas para el nuevo año, mejor sigue un proceso

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No te pongas metas para el nuevo año, mejor sigue un proceso

Foto: 1001 consejos
Si cumplir metas de año nuevo no es lo tuyo, pero eres un alma inquieta, te propongo que comiences a progresar, mejorar y perfeccionar todo lo que deseas.


Yo antes era como todos: no bien terminaba el año cuando ya me había puesto todo tipo de metas para el siguiente: espirituales, físicas, económicas, intelectuales. Del área que fuera me fijaba objetivos, en vísperas ya tenía una meta y muy feliz y determinada iniciaba el año nuevo con una lista interminable de metas a corto, mediano y largo plazo. Eso sí, todas muy bien organizadas y calendarizadas para evaluarlas. Pero todavía no íbamos en el tercer mes del año, en marzo y las metas ya se habían quedado en el camino, extintas, sin un cumplimiento cabal.

Alguna vez cumplí alguna meta, es cierto, pero eran infinitamente más las que no lograba, obteniendo con eso nada más que decepción por mí misma por creer –ilusa y confiada– que no era lo suficientemente fuerte o capaz de lograr algo importante.

Con el paso de los años, sin embargo, he entendido que las personas mejoramos y progresamos con métodos diferentes. ¿Cómo? Veamos estos tres puntos:

1. ¿Qué haces bien hoy?

Reconocer lo que haces bien, de entrada, te da ánimos y fuerza, y así comienzas tu progreso o mejora sobre un terreno seguro. No vas a ciegas o a tropezones y a las carreras.
Ejemplo: si manejas la computadora medianamente bien, podrías comenzar a usar con más frecuencia accesos directos, atajos, recurrir a alguna nueva función, tal vez algo pequeño, pero una cosa a la vez y cuando menos lo pienses, ¡ya está!, tu manejo de la computadora será mucho mayor y mucho mejor.


Tal vez te parezca un logro sencillo, incluso sin chiste, pero créeme cuando te digo que de las pequeñas cosas surgen las verdaderamente grandes. Busca una área en la que ya eres bueno y te volverás mejor haciendo una cosa pequeña a la vez. Cada día tiene su afán, dice el dicho.

2. ¿Qué ya haces pero que necesitas mejorar?

Aquí le subimos “dos rayitas” al desafío. Ahora vamos a pensar en una actividad que haces pero que tienes la necesidad de mejorar; por ejemplo, en mi trabajo requiero constantemente de usar el programa Excel, pero mi manejo del citado programa era más bien muy pobre. Sin embargo, cuando comencé a verlo como una cosa a la vez y no como una gran meta a cumplir, todo cambió.

Comencé con aprender a utilizar una suma en una columna, luego a seleccionar y cortar para imprimir… En fin, una cosa pequeña a la vez, poco a poco y bueno, ahora ya no me da miedo ni me estreso cuando tengo que utilizarlo y entregar algún trabajo importante, tampoco molesto a otros para que me ayuden. ¿Sabes? Eso para mí ¡ha constituido un enorme progreso!


3. Una cosa nueva o que te haga sentir feliz

Esta parte del progreso ¡me encanta! Porque se trata de disfrutar, de ser feliz, y eso es simplemente maravilloso. ¿Alguna vez quisiste ser una bailarina? ¿Cantar? ¿Aprender a cocinar? ¿Nadar en mar abierto? Aquí se trata de coraje por buscar lo que nos hace bien, lo que nos hace experimentar ganas de vivir. Se trata de pasión por la vida, y eso únicamente se logra cuando buscamos nuestra propia felicidad y la encontramos al hacer una actividad que nos llena el espíritu.

Mi mejor ejemplo es este artículo, porque escribir me hace mucho bien y me llena de alegría pensar que puedo platicar contigo, con una lectora (o con muchas) y que puedo colaborar en algo a que tú también te sientas feliz.

No busques metas que frustran, más bien proponte pequeñas mejoras y por qué no, perfeccionar todo lo que ya haces bien. Al final del año te darás cuenta de lo mucho que has crecido, pero sobre todo que has sido muy feliz en el camino para lograrlo.