No hubo de piña: ahora va Rogelio por energía eólica
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No hubo de piña: ahora va Rogelio por energía eólica
Cambiar de caballo a medio camino, dicen los que saben, es una irremediable señal de fracaso. Y esa metáfora campirana es aplicable a lo que sucederá con el Clúster Minero-Petrolero de Coahuila A.C. que, a juzgar por las palabras de Rogelio Ramos Oranday, su director, dejará de lado la hipotética explotación de Gas Shale para enfocarse ahora en las energías renovables: la eólica y también la solar.
El anuncio, expresado el pasado miércoles, ocurrió el mismo día que Gobierno del Estado formalizó la construcción de un Parque Eólico en un terreno perteneciente a Industrias Peñoles, en General Cepeda. Con él suministrarán electricidad durante 25 años a la empresa minera del tercer hombre más rico de México, Alberto Bailléres.
Y ese vuelco inesperado sucede cuando el barril de petróleo (Mezcla Mexicana) se cotiza en 33.36 dólares (17 de noviembre). Su precio más bajo desde 2008. Así, mientras continúe barato en el mercado mundial (ha rebasado los 100 dólares en otras épocas), aquellas empresas dependientes de los hidrocarburos aguardarán mejores tiempos para explorar en Coahuila el Gas Shale.
Por otro lado, un juicio de amparo promovido por Altos Hornos de México impedirá que se perforen los campos de la Región Carbonífera hasta que la Suprema Corte de Justicia resuelva en definitiva. Y aquí viene lo interesante: podría tardarse un año en deliberar, tres, cinco, o podría quedar indefinidamente bajo el subsuelo la presunta riqueza.
Es decir, no hubo de piña y por eso el Clúster Minero-Petrolero “cambiará su nombre a Clúster de Energía Coahuila para ampliar sus atribuciones” (VANGUARDIA, 19/11/12).
Las circunstancias referidas, sin embargo, demuestran la verdadera vocación del Clúster que nació en 2014 con Rogelio Montemayor como Presidente: ser intermediario de todo aquello que represente negocio en la entidad. Como la humedad en las paredes o la gangrena en un organismo vivo.
¿Se ha preguntado usted hasta dónde los intereses de la Asociación Civil que se constituyó son particulares y hasta dónde públicos?, ¿le preguntaron si votaba por Rogelio como Gobernador de la Energía en Coahuila?
Es necesario recordar —como se ha mencionado en este mismo espacio anteriormente— que Montemayor purga una inhabilitación de 20 años para ejercer el servicio público “por violación a las leyes y normatividad presupuestal” que le fue impuesta por la Secretaría de la Función Pública. Y terminará de pagarla en 2025. Con ese antecedente, ¿por qué mejor no cambia de jinete el Clúster, en lugar de reemplazar el caballo?
Pero eso no parece importar en la entidad. Por el contrario, sin ser autoridad el Clúster avanza nadando de muertito; haciéndose rosca. Así se va enraizando en una cómoda indefinición legal. Como un organismo acaparador y oportunista; ambicioso; camaleónico.
El 2 de diciembre de 2014, por ejemplo, se firmó un convenio de colaboración entre la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), Gobierno del Estado, los 38 municipios de Coahuila y el Clúster. En el documento hay una cláusula inquietante que los empodera como enlace entre las autoridades estatales y municipales competentes, y las empresas de hidrocarburos, para canalizar sus gestiones en materia de trámites para usos de suelo, licencias de construcción, de funcionamiento y otras relacionadas.
Originalmente su objetivo era “anticiparse a los efectos económicos, sociales y medioambientales” que impactarían a Coahuila con la explotación del Gas Shale en el Estado. ¿De dónde les surge ahora el interés por las energías renovables, si no existe relación con los hidrocarburos no convencionales?, ¿acaso son todólogos?, ¿por qué no crea el Gobierno Estatal su propia estructura de funcionarios?, ¿por qué depender de terceras personas agrupadas en una Asociación Civil?
Cortita y al pie
Por lo demás, hay que verlo en su justa dimensión: el proyecto el Parque Eólico será concluido a finales de 2016, y los 350 millones de dólares de inversión servirán para crear infraestructura que servirá exclusivamente a una empresa privada. Nada más. De ellos ni un dólar caerá en los bolsillos de los coahuilenses. Al menos no de manera directa.
El caso es que ya le salió una novia: el Clúster Minero-Petrolero de Coahuila, que incluso está dispuesto a cambiar su denominación con tal de no seguir construyendo castillos en el aire.
Cuánta voracidad. Andan lampando.
La última y nos vamos
Ahora bien, ¿por qué mejor no buscan energía en las heces fecales de los cerdos, ya que tanto les interesa lo sustentable?