No hay resultados de la investigación: expertos internacionales de la OMS, en China
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No hay resultados de la investigación: expertos internacionales de la OMS, en China
El nuevo coronavirus SARS Cov-2, responsable de la enfermedad Covid 19, avanza por todo el planeta. Este patógeno ha provocado la grave “crisis del tercer milenio”, llamada así por la crisis sanitaria, económica, humanitaria, social, y política que ha incitado. En la actualidad E.E.U.U. es el país de más contagios y más fallecidos, pero el coronavirus se extiende con celeridad por toda Europa. El mapa mundial de casos de personas infectadas: 105,8 millones y más de 2,3 millones de muertos en todo el mundo. El sombrío hito del millón de muertos fue superado a finales de septiembre del 2020. La pandemia de coronavirus sigue propagándose y matando a un ritmo “sin precedentes”.
Recordemos que desde que China anunció en diciembre del 2019 los primeros casos, en 10 días ya se había secuenciado el genoma del SARS Cov-2, y 15 días después su prueba de detección. Debido a la globalización en solo una semana se extendió a 40 países. Uno de los riesgos que conlleva esta pandemia es lo que sucedió con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), la gripe A, o con el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS). Este último inició en noviembre de 2002, y a un año más tarde de su aparición nadie la recordaba. Produjo 800 muertos y 8000 infecciones: la zoonosis. No será ni la primera ni la última vez, que un virus proviene de un animal. Los virus tienen una gran capacidad de virar, cambiar, y mutar, por lo que tarde o temprano, llegan a afectar a los humanos. No obstante, se ha descartado la hipótesis de que el nuevo virus proviene de los murciélagos.
Es poco probable que los mamíferos voladores nocturnos se lo hayan trasmitido a los seres humanos. Entonces, ¿cuándo, cómo, y dónde se dio el primer caso de Covid-19 en humanos? El origen de la pandemia del nuevo coronavirus es un asunto clave para la comunidad científica del mundo. Esa información es imprescindible para prevenir futuras pandemias, y es el objetivo de la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en China. Después de tres meses de arduas negociaciones, desde el pasado 14 de enero, un grupo de 14 expertos internacionales están en Wuhan -donde se detectaron los primeros casos oficiales de Covid 19-. Las actividades de la misión de la OMS, están estrictamente controladas por las autoridades y la prensa internacional ha sido vetada, en medio del reclamo de China a que la OMS investigue el origen en otros países y las críticas a Pekín por la ocultación de información a principio de la pandemia. Tras un par de semanas las investigaciones no han arrojado al grupo de científicos ningún hallazgo. Y es que, no obstante que se sepa que el primer caso oficial de contagio de Covid -19 se dio en el mercado de Wuhan, la pregunta es: ¿cómo llegó el virus al mercado? Pudo haber sido trasmitido por una persona asintomática, y eso enmaraña mucho conocer el verdadero origen del contagio del coronavirus.
Lo que sí podrían hacer estos científicos comisionados por la OMS en China, así como otros organismos internacionales de salud, es aprender de los asiáticos el manejo de la emergencia sanitaria a la hora de enfrentar una pandemia. Siempre habrá patógenos, algunos más débiles que otros. Siempre habrá epidemias. Lo que hay que cambiar es la forma de afrontarlas. Eso es lo que se necesita ahora en estos tiempos donde las figuras de autoridad de la clase política mexicana, son caricaturas sacadas de un circo patético, y de vergüenza ajena. Por algo será que México es el tercer lugar en muertes en el mundo. De acuerdo al deslucido pronóstico del Dr. Hugo López Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, no iban a pasar de 6 mil en un escenario “catastrófico”.
Lamentablemente hasta el día de hoy la enfermedad ha causado más de 165, 000 muertes en México. La evidente falta de resultados, y el pésimo manejo de la pandemia, colocan a López Gatell como la muestra clínica de un grave padecimiento político. En este escenario, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), no le ha quedado de otra, que dictaminar procedente la autorización para uso de emergencia de ciertas vacunas contra la Covid 19. Estas fueron desarrolladas en tiempo récord y aún están en fase de prueba. A esto hay que añadir que los laboratorios farmacéuticos no están entregando en tiempo y forma las biotecnologías pactadas. El plan de vacunación en México está estancado por los cortes de distribución. Ahora el gobierno mexicano depende de que el mecanismo multilateral Covax entregue al país 2, 75 millones de dosis de AstraZeneca ante los retrasos de Pfizer.
¿Por qué México está sujeto a lo que dispongan las farmacéuticas internacionales cuando tiene la capacidad de producir su propia vacuna de Covid 19? ¿Qué debería estar haciendo el gobierno en vez de presumir las vacunas que no se han adquirido? Recientemente el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) anunció el desarrollo y producción de la vacuna mexicana contra el COVID 19 para 2021. México se suma así al selecto grupo de 28 naciones que cuenta con una agencia sanitaria robusta, y capaz de fabricar, revisar, distribuir, y comercializar vacunas a nivel mundial.
Paralelamente la vacuna cubana contra el coronavirus Soberana 02, comenzará en marzo los ensayos en fase 3, y en abril la producción del primer lote de alrededor de 100 mil dosis. Como diría Fidel Castro, “Cuba no lanza bombas contra otros pueblos ni manda miles de aviones a bombardear ciudades; no posee armas nucleares ni armas químicas ni armas biológicas. Las decenas de miles de científicos y médicos con que cuenta nuestro país han sido educadas en la idea de salvar vidas”.
Para cerrar la columna que nos ocupa, cabe mencionar que reapareció el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador. Tras estar fuera dos semanas por dar positivo a Covid 19, ofreció ayer su conferencia de prensa matutina desde Palacio Nacional. Aseguró que “está de pie y en lucha”, para continuar con la transformación del país, dijo. El presidente mexicano también agradeció “a la ciencia, a la naturaleza y al creador”. Durante su confinamiento no faltaron en las redes sociales las animadversiones de sus adversarios.
Hubo casos incluso donde le desearon hasta la muerte, pero estos fueron severamente increpados por cobardes. Lo importante es que se curó milagrosamente en tiempo récord como sus colegas Bolsonaro y Trump. No necesitó ventiladores ni oxígeno. Solo tuvo que decidir someterse a un ensayo clínico y participar en un proceso de investigación que se está llevando hace tiempo, en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, con antivirales y antiinflamatorios. En definitiva, ya quisiera cualquier enfermo de Covid 19 poder sanar así de rápido, a su edad, y en sus condiciones de salud. Pero lo que más me sorprendió fue que no aprendió la lección. Un reportero en la matutina le pregunto: “¿Ahora sí va a usar la mascarilla? “No. Según los médicos ya no puedo contagiar”, subrayó el presidente. ¡Todavía se rehúsa a usar el cubrebocas!