Nuevo León tiene todo para crear una gobernanza supermoderna y eficaz: profesionales talentosos, universidades de vanguardia y empresas de clase mundial. Sobrada inteligencia y amor por el trabajo redundan en sinérgia y una mentalidad ganadora.

¿Tenemos excesiva confianza en nuestras capacidades? ¡Claro! Gracias a ello vemos con total aplomo la doble amenaza que se cierne sobre el país y especialmente sobre nuestro querido estado.

Nuestro estatus: agobiante. La crisis de salud nos mantiene autosecuestrados en casa. Por otro lado, viene que vuela el desplome caótico de un Gobierno Federal en manos de un aspirante a dictador de tercer mundo.

Las señales son inequívocas. Amenazados por dos virus: uno biológico y el otro ideológico. Éste último mil veces más peligroso y mortal que el primero. La receta es la misma: evitar a toda costa la propagación del contagio. NL se alejará.

El portador del nefasto virus ideológico es YSQ. Hasta Muñoz Ledo, líder moral parlamentario, le recrimina su absolutismo. Andrés conspira contra la Constitución, la cual juramentó defender. Se vale de cualquier excusa para modificarla a su entero antojo y personal conveniencia.

¿Cuál es ese virus ideológico polarizante y catastrófico que disemina YSQ? El mismísimo que infectó a sus políticos favoritos: Allende, Castro, Maduro, Chávez y Evo Morales. Repartir lo ajeno para comprar votos. Los mismos que fingen no darse cuenta en qué termina el socialismo latinoamericano: gobiernos dictatoriales y pueblos devastados.

No me extraña entonces que en Nuevo León estemos responsablemente mortificados por la enorme brecha entre el gran potencial percibido versus el camino de estancamiento, penurias y fracasos por el que la 4T nos arrastra.

Andrés debe saber que en Nuevo León cada universidad y cada fábrica son como un templo. Manifestaciones vivas de obligaciones cristianas. Él, sin embargo, trata esa vocación —por la superación espiritual constante— con todo el desprecio posible. Ya lo dijo el Consejo Coordinador Empresarial, “nos cerraron las puertas al diálogo”. Y luego, el YSQ cerró también las puertas a apoyos financieros baratísimos. No le importa matar fuentes de empleo. Error grave, producto de su tosudez ideológica.

Son entonces, voces valientes las que ya están cimentando la idea de que Nuevo León ejercite su soberanía. Urge planear cómo y a qué grado suspendemos el Pacto Federal. Veremos si regresamos… cuando la Federación nos escuche y nos valore correctamente. Colaborar no implica dejarse robar.

Hace más de cuatro años NL votó para ganar mayor independencia, pero hoy estamos peor. ¿Podemos revivir ese espíritu libertario? Es de vida o muerte combatir el virus ideológico que ya nos tiene postrados y sin oxígeno. Nuestra obligación ciudadana es alzarnos para armar prontamente una nueva forma de gobierno. Tras el COVID, creo que todos los paises lo harán en alguna medida, salvo México quizá. En NL, la doble crisis nos obliga a arrancar más temprano.

NL es nuestro; no requerimos de nadie más para sanarnos del centralismo asfixiante. Otros estados podrán seguirnos o criticarnos, pero hay que hacerles ver lo siguiente: los ciudadanos responsables sentimos un pánico justificado por las constantes barbaridades que está cometiendo YSQ. Pero tenemos cero miedo a enfrentar un simple reto de carácter técnico y jurídico. Nuestro presupuesto estatal tendría 6 veces más dinero por año con qué gobernar. Piensen: cuatro líneas del metro extras, mucha salud, mucha vivienda y educación en línea sin límites.

Tendremos que planear bien esta suspensión del Pacto Federal. Implica levantar un inventario de ciudadanos reconocidos y empezar a planear este “blitz-krieg” político-ciudadano.

Puedo asegurar que pronto habrá acciones concretas. Esto no se queda así. Son muchos los que lo demandan. Nuevo León se levantará de la mesa. Migajas de lo que es nuestro ya nunca más.

javierlivas@infinitummail.com