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Niega Myanmar una limpieza étnica contra los rohingya
El consejero nacional de Seguridad de Myanmar, U Thaung Tun, negó hoy ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en Nueva York, que se esté perpetrando una limpieza étnica o genocidio contra la minoría rohingya.
Según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), unos 501,800 rohingya cruzaron a la región de Cox's Bazar, al sudeste de Bangladesh, huyendo de la violencia en el estado birmano de Rajine.
"La velocidad y escala del ingreso derivó en una emergencia humanitaria crítica", dijo la OIM, que ha coordinado a agencias de la ONU y otras organizaciones en campos de refugiados en Bangladesh.
U Thaung Tun atribuye el conflicto a cuestiones de terrorismo y las desvincula con el carácter religioso que se podría derivar del hecho de que los rohingya son musulmanes.
"Myanmar es uno de los países más diversos en términos étnicos (...). Los distintos grupos religiosos han vivido en armonía a lo largo de nuestra historia. La situación que enfrentamos hoy se debe al terrorismo, no a la religión”.
El funcionario explicó que más del 50 por ciento de los pobladores del Rajine conviven en paz con sus vecinos, independientemente de que sean hinduistas o budistas.
De todas formas, U Thaung Tun dijo que su país tomará nota de la preocupación internacional que ha generado el tema.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, calificó hoy la situación como una "pesadilla humanitaria y de derechos humanos”.
Desde que comenzó la crisis, a fines de agosto, el panorama empeoró a un ritmo tan vertiginoso que pasó a ser "la situación de refugiados que se ha desarrollado más rápidamente en el mundo", destacó.
El número de refugiados rohingya que huyó de Myanmar a Bangladesh ascendió a 500,000 desde ese mes, informó hoy a periodistas el portavoz de la ONU Farhan Haq.
"Este es el mayor movimiento masivo de refugiados en la región en décadas y se cree que el número total de refugiados rohingya en Bangladesh supera ampliamante las 700,000 personas", dijo Haq en base a cifras de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés).
Unos 217,000 rohingya recién llegados viven en campamentos en construcción, mientras que unos 192,000 lo hacen en campamentos improvisados, agregó la OIM. Además, los residentes locales albergan a otros 92,000.
En algunas locaciones que emergieron espontáneamente no hay acceso a agua potable ni a sanitarios, lo que ha aumentado el riesgo de contagio de enfermedades.
El embajador de Bangladesh ante las Naciones Unidas, Masud Bin Momen, destacó que la situación es insostenible a largo plazo y señaló la necesidad de crear zonas seguras dentro de Rajine.
"Es de extrema importancia que se les garantice protección incondicional a los civiles rohingya que aún están en el estado de Rajine, creando zonas seguras bajo administración de las Naciones Unidas", dijo.
Además, pidió a las autoridades birmanas que permitan el acceso irrestricto de los grupos humanitarios para que puedan distribuir ayuda en la zona, además de habilitar el retorno de los desplazados.
La minoría musulmana rohingya es apátrida desde que la entonces Birmania, de mayoría budista, le retirara la nacionalidad en 1982 y siguiera una política de negársela desde entonces.
El Gobierno de Myanmar acusa al Ejército de Salvación Arakan Rohingya (ARSA) de provocar disturbios en Rajine desde agosto, cuando fueron atacadas decenas de puestos policiales, y sus fuerzas de seguridad están supuestamente actuando en respuesta a esos ataques.
El embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, llamó a los países a detener la venta de armas a los militares birmanos en tanto continúe la violencia en Rajine y en cuanto no se tomen medidas contra quienes están acusados de abusos.