Sin multitudes por primera vez en décadas, el vía crucis en Iztapalapa

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Sin multitudes por primera vez en décadas, el vía crucis en Iztapalapa

Con su cruz a cuestas, salieron a pagar mandas, a orar a vivir el viacrucis, un compromiso que muchos han adquirido desde niños. Foto: Tomada de Internet
Nazarenos dejaron a un lado el miedo y salieron a las calles a cumplir con su manda
CDMX.- Por primera vez en la historia, la representación de la muerte de Jesús en el Viernes Santo dentro de la Pasión de Iztapalapa se realizó sin público por la contingencia sanitaria que se vive por el COVID-19.

 La edición número 177 que está vez se desarrolló en el atrio de la Iglesia del Señor de la Cuevita fue seguida a través de la televisión y redes sociales  por  5 millones de espectadores.

Sin embargo, este viernes no faltaron los nazarenos que privilegiaron su fe y no la contingencia sanitaria, pues salieron a recorrer los ocho barrios e incluso intentar llegar al Cerro de la Estrella para cumplir su manda.

Pero ahí estaba un operativo con 1,160 agentes policiacos que resguardaron el evento  para evitar aglomeraciones.

Uno de ellos fue Cristian Alejandro, un nazareno que si bien sabía de las medidas de sanidad, dijo que fue más fuerte su compromiso de dar gracias por haber salido del hospital tras una crisis de asma.

Inició su trayecto en el Reclusorio Oriente, y tras recorrer los ocho barrios con su cruz, se tumbó sobre el suelo de la Macroplaza de Iztapalapa  cansado; esta vez no estuvo acompañado de su madre y hermana.

Miguel Ángel Bautista, otro de los nazarenos que salió a las calles, aseveró que “se tiene que cumplir con la misión, está demás si hay una contingencia, de hecho, la procesión (histórica) se inició por una pandemia que se le prometió al Señor del Calvario”. Al pie del Cerro de la Estrella adelantó que esperaría a que concluyera el dispositivo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para concluir su recorrido.

SILENCIO SOLEMNE

Este año el barullo de la gente no existió. Las calles estaban desoladas, cerradas a los nazarenos desde la Catedral de Iztapalapa (Capilla del Señor de la Cuevita), al Predio de la Pasión.

Las vallas metálicas, así como un muro metálico, impidieron que a la distancia pudiera observarse un poco de la puesta en escena. Los uniformados  no se movieron ningún momento, no perdieron la guardia, lo que sí ahuyentó a la gente.