Navidades

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Para el 2020 estamos preparados para ser resilientes con los cambios medio ambientales y con los cambios que seguirá imponiendo el aún nuevo Gobierno Federal

Trump a juicio. La cámara de Representantes de Estados Unidos enjuiciará políticamente por abuso de poder y obstrucción del trabajo legislativo al hombre proveniente de migrantes que ha atacado a migrantes latinos hasta la saciedad. El Senado lo juzgará. Lo más seguro es que fortalezca su candidatura a la reelección.

Banxico se recortará 25 puntos; la caída del empleo en México es preocupante, es inminente la aprobación del T-MEC a más tardar en abril del 2020; aumenta el salario mínimo en un 20 por ciento, se fusionan Fiat y Peugeot en tiempos severos para las automotrices; la Maestra Elva regresa por sus fueros luciendo sus nuevos arreglitos; en Bolivia se gira orden de aprehensión a Evo Morales que hace política desde su refugio en Argentina apoyado por abogados internacionales.

Este tipo de noticias aparecen en tiempos navideños y parecería que fueran noticias semejantes a las que aparecen otros años en esta temporada, pero son momentos distintos porque hoy estamos rodeados de circunstancias que nos apremian más que otras veces. Hoy tenemos mayor incertidumbre.

Los que tienen bienes no saben si invertir o no en nuestro País, acostumbrados a la discrecionalidad fiscal que prevalecía con la compra de facturas, sin ton ni son. Aunque hay personas que han cumplido fiscalmente de manera correcta y que temen invertir su dinero.

Hay quienes desean vender bienes materiales, pero no lo hacen porque desconocen lo que harán con el producto de la venta. Ni los bancos les representan seguridad.

Los que no tienen mayor posesión que su vida –y eso es mucho– avizoran sólo poder seguir manteniendo su vida con modestia, aunque ahora con la 4T hay algunos, sobre todo los adultos mayores, que tienen una pequeña tabla de salvación.

Los mexicanos ya hemos pasado tiempos realmente difíciles como los de la Revolución Mexicana, una verdadera guerra civil en la que las familias se dividían por pertenecer a bandos militares distintos. La economía entonces era verdaderamente impredecible. México estuvo en vilo.

Desde Bustamante, ese pueblo que decía mi padre llevaba en su corazón, hoy escribo escuchando el cantar de los gallos, el trino de aves y el ladrido de perros.

Lloviznó toda la madrugada y el frío invernal llegó. Qué bueno que al menos en este pueblo se siente cada estación del año.

Los bustamantenses estamos preparándonos para el “Desfile de las Nochebuenas” en su novena edición. Participarán familias y comercios. Es un desfile ciudadano que coordina la autoridad municipal. Eso significa que la fiesta la hacemos desde la comunidad.

¿Por qué vuelve a ocurrir este acto de inteligencia colectiva? Porque más allá de la incertidumbre existe la esperanza. Los mexicanos de Bustamante, Nuevo León, no son muy distintos de los mexicanos de otras latitudes del territorio nacional.

Para el 2020 estamos preparados para ser resilientes con los cambios medio ambientales y con los cambios que seguirá imponiendo el aún nuevo Gobierno Federal.

Si bien en Bustamante no hay grandes capitales, existen grandes personas que se acongojan con la pérdida de los seres queridos de amigos y vecinos; personas que se saludan por las mañanas en los encuentros cotidianos y que se preocupan por construir la paz inspirados en el espíritu de las navidades. ¡Así de sencillo!