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National Portrait Gallery de Londres se rinde ante David Hockney
David Hockney, uno de los pintores británicos más polifacéticos, recibe, a sus 82 años, un homenaje con una exposición en la National Portrait Gallery de Londres, que muestra más de 150 dibujos repasando su vida, sus musas, sus amigos y sus inquietudes.
Durante el otoño de 1983, Hockney se retó a sí mismo a retratarse a carboncillo cada día. Fueron dos meses de bocetos, pinturas, culto a su propia persona y mucho trabajo. Era una reacción a la muerte de varios amigos por el sida. Porque así respondía el pintor a los varapalos de la vida, con arte.
Le encantaban los retos. No luchaba contra nadie, solo contra su creatividad. 30 años después de aquel prolífico desafío, Hockney se enfrascó en otro. Hacer un autorretrato al día -durante 20 días- con un iPad. Por el simple placer de explorar las expresiones faciales y siempre inspirado por un gran maestro como Rembrandt.
Los resultados van desde los modelos más 'Warholianos' hasta los que confunden al espectador, haciéndole preguntarse si lo que tiene enfrente es una fotografía o un dibujo.
Pero Hockney no siempre contó con la última tecnología a su alcance. Cuando comenzó a estudiar en el Royal College Art en 1959, descubrió dos modelos de esqueletos y se pasó semanas dibujándolos. Una de las ilustraciones se la vendió a uno de sus amigos por 5 libras. En 2018, vendió "Portrait of an Artist" por 70 millones de libras.
La evolución en lo económico no ha variado ni su estilo ni sus reivindicaciones. La tendencia a ir en contra del arte contemporáneo de la época y la temática homosexual siempre ha estado presente en sus obras.
"Es una manera de pintar con la que parece que no le lleva ningún tipo de esfuerzo", explicó Sarah Howgate, comisaria de la exposición.
Para demostrarlo apunta a los cuadros que le dedicó a Gregory Evans. Este amigo, amante, modelo y consejero protagonizó los dibujos "más románticos" de Hockney.
Se conocieron en Londres, a través de un comerciante de arte, y desarrollaron su relación en París, ciudad a la que Hockney se marchó en 1973 por las reminiscencias que le traía de Pablo Picasso.
A Evans le representó de todas las maneras posibles. Desnudo y vestido, de cuerpo entero y deteniéndose en los rasgos de la cara, con rápidos bocetos o con detallados retratos a lapicero.
Hockney lo hizo imbuido en la fuerte influencia de los grandes maestros puesto que al mudarse a París decidió instalarse cerca de una de las esquinas del Louvre, de manera que pudiera pasearse por allí frecuentemente.
"Gregory in the Pool" y "Gregory", de 1978, son algunos de los mejores ejemplos que se encuentran en la National Gallery.
Si Evans fue el gran modelo de Hockney, Celia fue su musa.
Celia Birtuell, diseñadora textil, esuna íntima amiga del artista desde los 60 y una de sus más frecuentes fuentes de inspiración.
"Él quiere que su trabajo hable por él más que cualquier otra cosa en el mundo", dijo Celia, quien fue retratada por Hockney hace apenas unos meses con motivo de esta exposición.
Quizás también por un reto personal, la muestra cierra con los últimos trabajos de Hockney, quien revisitó a sus ya mayores modelos para cerrar de esa manera el círculo. Un círculo que es su vida y que se ha dedicado a vivir a través del lapicero.
La exposición, bajo el título "Drawing of Life", abrirá este 27 de febrero hasta el 28 de junio.