Narcomenudeo: ¿cómo se combate de forma eficaz?

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Narcomenudeo: ¿cómo se combate de forma eficaz?

De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la actividad delictiva ligada al narcomenudeo experimenta un crecimiento permanente en nuestra entidad, al menos en lo que a denuncias presentadas se refiere.
 
Con los datos del primer bimestre del año, nuestra entidad suma 969 denuncias relacionada con dicho delito, una cifra que implica un crecimiento de más de 100 por ciento respecto del mismo período del año pasado, cuando se registraron 431 denuncias.
 
Los números parecen demostrar claramente que la actividad delictiva ligada a la compra-venta de drogas ilegales es una que se expande y que preocupa a la comunidad. Una evidencia de ello son las declaraciones de Norberto Ontiveros, funcionario de la Fiscalía General de Coahuila, quien ha mencionado que dicha dependencia detienen a los narcomenudistas dentro y fuera de centros educativos de la entidad.
 
De acuerdo con Ontiveros, el fenómeno  afecta por igual a instituciones públicas y privadas, en cuyas instalaciones, o fuera de ellas, se han registrado arrestos de individuos dedicados a la comercialización de estupefacientes.
 
El dato sólo viene a confirmar el diagnóstico que ya conocíamos: el consumo de drogas es un fenómeno que no está siendo adecuadamente atendido en nuestra entidad, debido a que las autoridades responsables de llevar a cabo dicha tarea parecen enfocadas sólo al combate de los efectos, y poco interesadas en atender las causas.
Las autoridades responsables de llevar a cabo dicha tarea parecen enfocadas sólo al combate de los efectos, y poco interesadas en atender las causas"

Y es que en cada ocasión en la cual una autoridad –educativa, de salud o persecutora de delitos– se refiere al tema se concentra sólo en el diagnóstico y, cuando mucho, nos habla de las acciones de “combate” a la actividad delictiva de quienes se dedican a la comercialización de narcóticos.

Sin duda, es necesario ocuparse de este aspecto del fenómeno, pero hacer sólo eso implica dejar sin atención la otra parte de la ecuación: el hecho de que haya jóvenes –y muchos de ellos menores de edad– que están consumiendo drogas y que detrás de esta decisión existen causas inatendidas.

¿Por qué un joven estudiante de preparatoria o de licenciatura considera que el consumo de alguna sustancia prohibida no constituye un problema para su salud o para su desarrollo? 

¿Se está proporcionando a nuestros hijos la información suficiente para que, más allá de las intenciones de quienes pretenden enrolarlos en el mundo de las drogas, ellos sean capaces de sustraerse a la tentación?

Esta parte del problema es la que requiere de mayor atención y es, acaso, la más importante en el proceso de combatir el fenómeno de la farmacodependencia. Pero si las autoridades lo olvidan y mantienen la política actual, que sólo parece ocuparse de los efectos del problema, éste seguirá creciendo.

Porque la forma de combatir eficazmente el narcotráfico no es persiguiendo a los narcomenudistas y metiéndolos a la cárcel –algo que sin duda debe hacerse– sino haciendo desaparecer su mercado. Y eso solamente se logrará con acciones preventivas que, al menos hoy, no se ven por ninguna parte.