Napoleón, ¿el Waterloo de AMLO?

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Napoleón, ¿el Waterloo de AMLO?

Napoleón Gómez Sada, padre de Napoleón Gómez Urrutia, fundó el sindicato minero en 1961 y lo dirigió hasta su muerte en 2001. Militó en el PRI (antes PNR) desde 1934. Tuvo cargos de senador y diputado por ese partido. En el 2000, durante el gobierno de Zedillo, Gómez Sada nombró a su hijo como su sucesor. A la muerte de su padre, Gómez Urrutia eventualmente es confirmado como líder del sindicato minero, a pesar de objeciones del gobierno de Fox (Javier Lozano —ahora trabajando para Meade— era Secretario del Trabajo) relacionadas a los estatutos del sindicato que en teoría lo hacían inelegible. 

Básicamente heredó el negocio familiar. Negocio sindical, que en México ha sido muy rentable para sus “dueños”. Días antes del accidente de Pasta de Conchos en Coahuila, surgen demandas sobre malversación de fondos de los mineros y huye a Canadá, donde es cobijado desde 2006 como refugiado político y donde se dice ya le otorgaron la ciudadanía. No es claro si existen procesos legales en su contra en México. Todos saben que está en Vancouver y de ahí maneja el sindicato. Es poco claro si Fox, Calderón y Peña lo han realmente querido traer a enfrentar algún proceso legal. La Interpol ya no lo persigue e incluso ha sugerido que tiene serias dudas sobre los elementos e información que el Gobierno mexicano entregó sobre el acusado. 

Este líder sindical ha sido juzgado por la opinión pública en México y ha sido encontrado culpable. En este proceso extrajudicial de opinión, tal vez fue encontrado culpable de algo que no hizo, aunque existen indicios claros de enriquecimiento inexplicable y de un sindicalismo charro al puro estilo del partidazo de siempre (PRI).  Ahora, salta su nombre de nuevo gracias a que al candidato líder en las encuestas (AMLO) se le ocurrió que este señor tiene mucho que aportarle al país en calidad de senador plurinominal. 

Difícil entender la lógica detrás de esta decisión de López Obrador, pero por ahí alguien decía “no hagas cosas buenas que parezcan malas”. AMLO no hizo caso a ese refrán. Está apostando una buena parte de su capital político para legitimar a alguien que en el mejor de los casos no se robó el dinero de los mineros y es solamente un líder sindical de los de antes: opaco, vitalicio, millonario y descarado. 

Líderes que deberían representar ese pasado que necesita cambiar. No, AMLO decide librar una batalla por alguien que debería ser radioactivo. ¿Va por su dinero, por sus votos, por su “modelo de negocio”? ¿Nos debe preocupar Napoleón en el Senado más que los líderes sindicales que ya están ahí? ¿Los priistas son solamente nocivos y muy corruptos cuando se hacen expriistas?

AMLO confirma que él es su peor enemigo y que está dispuesto a hacer de Napoleón su Waterloo, dando cuerda a las teorías que cuestionan su buen juicio.

* No se nos olvide señalar que el PRI tiene líderes sindicales en el Senado: Romero Deschamps (Pemex); Armando Neyra (CTM); Joel Ayala (FSTSE); Isaías González (CROC) y Tereso Medina (CTM Coahuila). Este último declaró que impugnará la candidatura de Gómez Urrutia ya que “los mexicanos no merecemos que del arte de hacer política, que es una vocación, se vea una manera de cubrir delincuentes”.

@josedenigris
josedenigris@yahoo.com