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Música, recuerdos y alguna lágrima entre las lápidas
Miles de torreonenses se volcaron al panteón Jardines del Tiempo, donde en medio de melancolía, fiesta, música y color, recordaron a sus muertos.
Para llegar al panteón fue necesario cruzar las decenas de puestos donde vendían cempasúchil, caña, arreglos florales y comida en general. Por el trayecto caminaban chicos y grandes; con sombrillas o sillas desplegables.
La gente entraba al panteón con el ánimo en el andar, como quien va apresurado a un festejo. Dentro, el panteón era un mosaico de colores, inundados principalmente del naranja del cempasúchil alrededor de las lápidas. Otros formaban con las flores alguna cruz o simplemente una alfombra para adornar la tumba.
Ramiro Peña acudió con sus hijos a visitar la tumba de su madre, abuela de los niños, quien murió hace cuatro años. “Es bonito traer a los niños y que sigan estas tradiciones. Para nosotros más que un día triste es un día de alegría, porque recordamos los buenos momentos”, platicó Ramiro.
Mariachis y tamborazos sonaban a lo largo del cementerio. Música diversa inundaba el alma de las familias que recordaban a sus difuntos.