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‘Murales de trastienda’: Más vida y color para el Mercado Juárez
Desde hace unos años el Mercado Juárez celebra su aniversario en noviembre no solo con un evento oficial sino también con actividades artísticas paralelas y este 2019 en el marco de sus 62 años de vida invitó a artistas locales con trayectoria a darle color a sus pasillos de servicio de una manera especial.
Con Murales de Trastienda un grupo de artistas locales con trayectoria, dirigidos por Ana Isabel Pérez-Gavilán, Lilette Jamieson y Antonio Herrera, pintaron las paredes y cortinas metálicas posteriores de algunos de los locales de este lugar, utilizando diversas técnicas y estilos y basándose en temas relacionados a la región.
“El municipio a través de las autoridades del Mercado fueron quienes pusieron todos los materiales, con eso nos apoyaron”, comentó en entrevista la historiadora, “la primera idea fue de intervenciones fotográficas pero no se pudo por muchas razones, pero hubiera sido padre combinar dos técnicas diferentes”.
En años pasados alumnos de la Escuela de Artes Plásticas Prof. Rubén Herrera de la UAdeC también celebraron al mercado con su trabajo —en 2017 con un mural de mosaico y en 2018 con una exposición fotográfica— pero en esta ocasión la invitación se la hicieron a creadores con más trayectoria, entre los que se encuentran Daniela Elidett, Federico Jordán, Natalia Alejandrina Blanco, Jorge Jiménez y Karla Rangel, además de Carlos Farías, Ferlún, José Cruz Almonte, Omar Lezza e Irie Oh a los cuales se sumaron los propios Jamieson y Herrera.
“La idea era que fueran cuestiones identitarias, de la región, no necesariamente del mercado, y por ejemplo, Ferlún decidió hacer al Doctor Wagner, un luchador que nació en Torreón. Se lo aventó en dos sesiones”, expresó.
“Nos quisimos subir a esta tendencia del mural urbano, que le da un valor adicional a cualquier entorno y que nos hace más bella la vida y le añade no solo valor simbólico sino que es en beneficio de toda la comunidad y de mejorar nuestra calidad de vida”, agregó.
La serie de murales fue inaugurada el pasado sábado 23 de noviembre, en el marco del 62 aniversario del recinto comercial, y desde la entrada de la calle de Allende el recorrido comienza con las obras de Farías y Almonte, quien es escritor pero precisamente por esto fue invitado para agregar una dimensión diferente con su propuesta.
A mano derecha se encuentra el Doctor Wagner de Ferlún, seguida de una cita de Federico García Lorca pintada por la propia Pérez-Gavilán en referencia a la memoria y la añoranza; enfrente se haya el trabajo de Jordán, figuras humanas hechas con su particular estilo en una experimentación con esmalte; el de Karla Rangel, donde plasmó los petroglifos con que suele expresar su relación con el desierto, en una nueva faceta en la que el color adquiere una predominancia puntual; además de la pieza que Herrera realizó, donde infiere a través de sombras y siluetas los objetos característicos del mercado.
Por la izquierda se encuentra el “bodegón Juárez” que hizo Jiménez, completo con su menudo para la cruda, un “chesco”, los instrumentos típicos del fara-fara y unos bolillos para acompañar el almuerzo, todo sobre una mesa con mantel rojiblanco, como se vería en el área del comida del mercado; continuando están las obras de Blanco y Jamieson, similares en su manejo del color y ambas con representaciones de un paisaje desértico, aunque cada una con sus elementos propios, además de las de Lezza e Irie Oh, que presentan composiciones con elementos norteños; para cerrar está la obra de Elidett, donde un par de niños juegan a las canicas, hecha con sténciles sobre el muro.
“Me gustó mucho la idea, yo todavía jugué canicas y es uno de los juegos que recuerdo de mi infancia y dónde las comprábamos, pues aquí”, comentó sobre su trabajo la artista, “son sténciles que no había trabajado con tanto detalle y quería la oportunidad para experimentar con esto”.
Además de estos hay otros dos murales, uno a la derecha, frente al de Ferlún, y otro a la izquierda, al final del pasillo, pero son ajenos al proyecto de Murales de Trastienda pues fueron comisionados por locatarios y hechos por otras manos.
“Esto ayuda a provocar que la imaginación vuele, tener memoria, proyectarnos hacia el futuro, cuidar nuestros entornos, que es una responsabilidad de todos y no nada más del gobierno”, concluyó Pérez-Gavilán, “eso es lo bonito de este proyecto, que fue uno en donde los artistas le entraron porque quisieron, nada más hubo materiales y no se les pagó un peso; aprendimos mucho y la gente estuvo fascinada, en especial durante el proceso”.