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Muñoz Ledo y su última batalla
CDMX.- Porfirio Muñoz Ledo luce sereno, optimista, de que en esta su última batalla política como diputado federal electo se perfila para presidir la Cámara de Diputados en un momento histórico, y por ello no duda en que la tarea requiere redignificar al Poder Legislativo.
De llegar a la presidencia de la Mesa Directiva ofrece promover el recorte al gasto corriente en 40% —hoy suma 8 mil 439 millones de pesos, por lo que el tijeretazo sería de 3 mil 375 millones—, reducir viajes y gastos de avión, pasar de 56 a 40 comisiones ordinarias y no crear más de 10 especiales o extraordinarias, cancelar contratos de consultores externos, y llevar al mínimo indispensable el número de asesores.
Sabe que no es fácil y que alguna vez un político, de talante demócrata, le dijo que las comisiones sirven para la gobernabilidad en el Congreso: se distribuye poder, dinero, asesores... pero Muñoz Ledo no nació ayer y está curtido en muchas batallas. Ésta, anota, sería de las últimas: “Si no se regenera el Poder Legislativo no hay cambio democrático. Así de claro es, esa es la clave para democratizar.
¿Cuál es el reto?
— Reconstruir un Congreso republicano, ese es el gran ofrecimiento de la campaña del presidente electo Andrés Manuel López Obrador: renovar, hacerlo republicano, austero, eficiente y con gran participación de la sociedad. La importancia del Legislativo es tremenda, pero ha funcionado poco en su historia democráticamente, con Benito Juárez, con Francisco I. Madero, y 1997, que fue histórico porque le quitamos a jalones y con una práctica ruptura con la Presidencia de la República la reorganización de las relaciones. Tuvieron que reconocer que éramos mayoría, nos aferramos, no querían.
Hoy vemos muchas comisiones, vehículos, asesores, viajes...
— Claro, te voy a explicar. Este es el contubernio, es el imperio de “mochelandia”. En el pasado ellos dominaban todo, incluida la parte administrativa, que es en la que tenemos que entrar también. En el viejo PRI daban premios y castigos, comisiones, pero a los que eran buenos los segregaban. Había un cierto orden porque todo lo manejaba el gobierno, no había un funcionario de la cámara que no fuera del gobierno, para decir más claro, Gobernación. Luchamos por la modernización en 1997, pusimos páneles de votación, y cuando pusimos las puertas giratorias, no querían. Todo eso fue a trancazos, hasta físicos. Necesitábamos limpiar la cámara ¿de qué? Pues todos eran empleados del gobierno, incluso muchos estaban en la nómina de Gobernación, es importante, el gobierno no estaba en la cámara, estaba en Gobernación. Eran vasos comunicantes en el antiguo régimen, ¿entonces, qué hicimos? Ir depurando.
¿Qué es lo que ha ocurrido en la Cámara de Diputados?
— La cámara es el “Retrato de Dorian Gray” de la partidocracia, ahí están todos sus poderes, todo lo negocian por abajo del agua, la famosa Junta de Coordinación Política (Jucopo) es la casa de la caja de las transas, podemos llamarla también la casa de las transas, negra. Tenemos que recuperar el prestigio del Congreso, puedo hacer todo lo que está en mi mano si tengo una, no funciona por o si llego a presidirla como tú dices, estaría yo un año ahí y mandaría un año para la transformación de la cámara.
¿Un año es suficiente?
— Para romper lo fundamental. Hay que hacer una Ley del Congreso.
¿Cuáles son los grandes vicios de la Cámara de Diputados?
— No hay control de gastos. No hay nadie sobre la Cámara de Diputados porque ellos resuelven al auditor.
¿Que se vayan olvidando de multitud de asesores?
— Prohibición absoluta de consultores externos, ¿para qué quieres consultorías? Hay mucho conflicto de intereses y empieza a vender por hacerte, perdón que te lo diga, un trabajo de este tamaño —muestra un documento de no más de 50 páginas— y te cobran 2 millones de pesos, ¿quién revisa eso? Incluyen anexos de 100 páginas, se los pegan, es una farsa, perdón. Y los institutos deben reducirse, a uno. No puede haber un Centro de Finanzas y 30 asesores de la Comisión de Hacienda, es redundante.
Entonces, asesores, consultorías, centros de estudios, reducirlos a lo mínimo...
— Y que no sean de cuota. ¿Cuántos asesores tienen los diputados? ¿Cuántos asesores tiene cada comisión? los regularemos al mínimo. Hay diputados que se suben a la tribuna y le dicen a sus asesores, “prepárame un proyecto”, “¿sobre qué?”, “sobre lo que quieras”, y se suben... ni lo conocen, eso es una falsificación. Y tenemos el dato de que son 56 comisiones ordinarias y 46 extraordinarias o especiales. Tenemos que medir las resistencias, porque aún los más demócratas quieren su comisión, cada quién quiere su comisión en esta vida para ser alguien. Nosotros proponemos 40 ordinarias en la Cámara de Diputados y 40 en el Senado de la República. No puede haber 64 comisiones en el Senado y 56 en Diputados, debe haber comisiones semejantes para trabajar en conferencia.
Es bajarle mucho...
— Claro, pueden ser menos, yo quería que redujeran a 38. Es un intento razonable, si no se puede, no se pudo, pero si no jalas la liga.
¿Cómo poner orden en esta parte de los “moches”?
— Acabas con el Ramo 33. ¿En qué parlamento del mundo se le da dinero a los diputados para que ejerzan?
En México...
— En México, claro, como México no hay dos, eso sí.