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Mujeres solteras en China rehuyen al matrimonio
En China pareciera que no basta ser exitosa, tener un buen trabajo y un alto nivel de estudios, porque si una mujer pasa de los 25 años y no se ha casado corre el riesgo de ser etiquetada como una sheng nu, una “mujer sobrante”.
Son mujeres jóvenes, con un nivel de estudios cada vez más alto, muchas de ellas con posgrados en el extranjero, con buenos trabajos e ingresos, pero solteras, e inevitablemente se enfrentan con la temida pregunta en cada reunión familiar: “¿Cuándo vas a casarte?”.
Para sus padres son quisquillosas, exigentes, idealistas… y un reto para la sociedad china, cuyos más grandes valores son la familia y el respeto a sus mayores. Sin embargo, muchas de estas jóvenes se rebelan a casarse a temprana edad, sin amor, o con hombres de una condición socioeconómica y educativa por debajo de la suya.
Ante este fenómeno, algunos padres preocupados acuden a los llamados “mercados del matrimonio”, o lugares donde “ofrecen” a sus hijas e hijos, exhibiendo letreros en los que detallan su edad, características físicas, estudios, sueldo e, incluso, propiedades. No obstante, la mayor parte de los jóvenes no aprueba esta práctica.
LAS SHENG NU
El uso del término sheng nu fue difundido por la Federación de Mujeres de China, órgano del Partido Comunista, la cual lo comenzó a emplear para referirse a las mujeres mayores de 25 años que no se han casado.
Este fenómeno de mujeres solteras llamadas sheng nu (solteronas) ha llamado la atención de las autoridades chinas, que realizan campañas mediáticas para convencer a las mujeres de que reduzcan sus ambiciones y exigencias”, explica Flora Botton Beja, en un artículo para la revista Estudios de Asia y África, de El Colegio de México.
Sin embargo, el verdadero problema al que se enfrentan las autoridades chinas es el caso de los “hombres sobrantes”. Según un cálculo realizado por Excélsior, actualmente existen en la nación asiática 2.9 millones de hombres entre 25 y 35 años que no “alcanzarían” una pareja en ese mismo rango de edad.
Según el Sexto Censo Demográfico Nacional, levantado en 2010, hay en China 123.3 millones de mujeres entre 25 y 35 años, un rango de edad “ideal” para casarse, contra 126.2 millones de hombres.
La problemática de los “hombres sobrantes” se agrava debido a la creciente tendencia entre las mujeres jóvenes que no ven el casarse como una prioridad, sobre todo aquéllas que viven en las grandes ciudades y que, gracias al crecimiento económico de China en los últimos años, tienen acceso a mayores oportunidades educativas y laborales.
Las mujeres de hoy, en especial las que trabajan, tienen sus estándares cuando buscan novio. Algunas están dispuestas a bajarlos, pero sólo si pasan de cierta edad”, dice Qing Lin, una economista de 40 años, quien se casó a los 27, sin embargo, dice que no lo hizo por amor.
También, por la influencia de la mentalidad occidental, sí hay mujeres que ya no quieren casarse, por pensar que no tienen que depender de nadie, no tienen que asumir tanta responsabilidad ni las pesadas labores. Hay hombres que no lo quieren, por temor a perder la libertad, por la presión económica u otras razones”, indica Qing, quien ahora está divorciada y no piensa volver a contraer matrimonio.
En mi opinión, el principal factor de tantas ‘mujeres sobrantes’ es que, con el cambio social, la mujer tiene el derecho a elegir”, asevera.
Para Lingxiao Yin, de 25 años, la mentalidad de los padres en China respecto al matrimonio es difícil de cambiar. “Después de casarse, la familia te pregunta cuándo vas a tener un hijo, y después del primer hijo, cuándo viene el segundo, ya que se levanta la restricción (de sólo un hijo por pareja)”.
Ella tiene una maestría en traducción y ha viajado a varios países para perfeccionar su español. Afirma que quiere casarse algún día, pero no dentro de poco. “Primero quiero conocer el mundo y ser una persona útil para la sociedad”, subraya.
SOCIEDAD REALISTA
Para muchas de las jóvenes en China, su futuro esposo debe tener, por lo menos, los mismos estudios que ella y encontrarse en un nivel socioeconómico similar. Además, buscan a alguien con quien sean compatibles y tenga valores familiares.
Yuqing, una joven de 25 años, considera que la visión china sobre el matrimonio es más realista que en las sociedades occidentales. “En China, para tener una vida más o menos ‘buena’ hay que tener una base económica”, sostiene.
"Tampoco tengo mucho qué ofrecer, pero siempre queremos una persona equivalente para mantener la balanza. También hay un dicho en chino: ‘las parejas pobres tienen mala suerte’”, dice. Ella tiene una licenciatura en filología y vivió dos años en España mientras cursaba una maestría.
LA PAREJA PERFECTA
Para los padres que acuden a los “mercados del matrimonio”, lo que hacen es una muestra de interés por sus hijos. Sin embargo, su visita a estos sitios lo consideran algo privado. No quieren ser fotografiados ni interrogados al respecto.
"Los hijos entienden lo que hacen sus padres, porque para conseguir un buen trabajo ellos tienen que trabajar y estudiar mucho y no tienen tantas oportunidades de conocer personas, por eso los padres quieren aprovechar esta plataforma”, dice uno de ellos, quien accedió a hablar para este diario pero no quiso revelar su nombre.
Él lleva acudiendo un año al mercado del matrimonio que se despliega en el parque Tiantan, en Pekín, pero no ha encontrado a la pareja perfecta para su hijo.
Otro padre que accedió a hablar para este periódico sin dar a conocer su nombre explica que lo que busca para su hijo es una mujer educada y que tenga respeto por sus padres.
Para Yuqing, que trabaja en una gran empresa de software, esta práctica no es la mejor forma de encontrar pareja. “La mayoría de los que están allí son los padres, porque a los chicos les dan vergüenza. Todos allí llevan un perfil, con precio marcado, eso es un poco feo”, concluye.