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Muere el padre espiritual de la Nouvelle Vague, Alexandre Astruc
El cineasta y teórico del cine Alexandre Astruc, considerado una de las figuras más influyentes en el origen de la Nouvelle Vague francesa, a mediados del siglo XX, falleció en París, a los 92 años, anunciaron sus familiares a los medios franceses.
Astruc, que murió anoche, fue amigo de Sarte y de Camus, de Juliette Greco ...., padre espiritual del arte de cineastas como François Truffaut, Astruc fue durante la posguerra de la II Guerra Mundial una de las celebridades que dieron su fama intelectual y artística al boulevard de Saint-Germain-des-Prés.
En 1948, el manifiesto en la revista "L'Écran Français" que le colocó a la cabeza espiritual del nuevo movimiento de cineastas lanzó el término "caméra-stylo", que equiparaba cine y literatura al ser ambos "un arte, un lenguaje", y la cámara del cineasta con la pluma del escritor.
Hijo de un periodista, comenzó muy pronto a escribir artículos en varias revistas de la zona libre de la ocupación alemana y tras la Liberación de los nazis descubrió el cine de Orson Welles, Robert Bresson, Roberto Rossellini y Alfred Hitchcock.
El futuro autor de "Le Rideau cramoisi" (1952), su primer largometraje, con el que obtuvo el premio Louis-Delluc, y de otros primeros filmes como "Mauvaises rencontres" (1955), tuvo su debut cinematográfico en 1946 como asistente de Marc Allégret, recuerda "Le Monde".
Amante de las mujeres y de la gastronomía, de la lectura y también de la actividad física "de un montañés 'cévenol' que filma y escribe", según resumía en 2002 en una entrevista a "Libération".
Astruc se había apasionado antes por las matemáticas y "la belleza de la demostración pura", pero renunciado a estudiar Politécnica en beneficio de la literatura.
Prolífico autor de una docena de filmes y también de guiones, gran parte de su producción cinematográfica fue fruto de adaptaciones literarias en las que la voz del narrador es esencial.
Gustó siempre de alternar películas y novelas, documentales y ensayos, con artículos en revistas como "Combat" y "Cahiers du cinéma", por lo que fue también un prolífico escritor, hasta el punto de que él mismo dudaba entre considerarse un director de cine que escribe o un escritor que filma películas.
Gran desconfiado de la austeridad, incluso pese a saberse y definirse como "un protestante luterano", Astruc fue todo un mito: "el joven más admirado de su tiempo" y "el dandy más cotizado de su generación en Saint-Germain", recordaba "Libération".