Movimientos estudiantiles: la rebeldía con causa

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Movimientos estudiantiles: la rebeldía con causa

Movimientos estudiantiles
La inconformidad con medidas políticas, actos represivos o intervención en la autonomía de las instituciones de educación ha provocado que los estudiantes alcen la voz. Razonables o no, estos movimientos han generado cambios importantes en el país.

Los estudiantes universitarios son un sector interesado en los cambios sociales. La lucha por la justicia, la expresión de ideas y la inconformidad, han dado vida a movimientos generacionales de gran trascendencia.

El vínculo entre la educación y la política, así como la participación de las fuerzas armadas durante mítines y huelgas, también han sido causa del hartazgo universitario a lo largo del tiempo. A esto se suman otras inconformidades como aumento en las cuotas y la falta de democracia o autonomía en los consejos de las universidades. 

De acuerdo a analistas sociales, los movimientos estudiantiles pueden ser agresivos en su momento, pero muy importantes para derrocar medidas impuestas por personas ajenas a la vida universitaria.

Sin embargo, los mismos especialistas explican que difícilmente podrán ser alzamientos de largo aliento si el grupo que inicia el movimiento no deja cimentadas las bases y enseñanzas para que las nuevas generaciones les den continuación. 

En un recorrido desde la década de los 1960, hasta el Movimiento Estudiantil Coahuilense (vigente hoy en día en la Universidad Autónoma de Coahuila), estos son algunos de los alzamientos estudiantiles que han trascendido por diversos motivos, entre ellos, la tragedia.

UAdeC: de la lucha por la autonomía al MOESCO

Foto: Archivo

La Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) fue fundada en 1957 y durante 16 años el gobernador del estado fue quien designó al titular de la rectoría. En 1973, gracias a un movimiento impulsado principalmente por estudiantes, la institución logró la autonomía.

Sin embargo, en los años siguientes fueron denunciados la intervención directa del gobierno en los procesos democráticos, gastos excesivos, fraude en elecciones y el uso de porros para intimidar alumnos. 

Como respuesta, en 1984 surgió el movimiento estudiantil llamado “Pro Dignificación de la Universidad Autónoma de Coahuila”, mismo que rápidamente alcanzó el apoyo civil sumando esfuerzos de profesionistas, obreros, empresarios e incluso jóvenes de otras instituciones. 

Según reportes de medios locales, se llegaron a contabilizar hasta 20 mil personas en un mitin realizado en Plaza de Armas.  

Desde entonces, en Coahuila no se tenía registro de una manifestación estudiantil de gran magnitud y trascendencia, hasta que el pasado 28 de julio se dio la marcha del Movimiento Estudiantil Coahuilense (MOESCO), integrado por alumnos de diversas facultades de la UAdeC. 

Los estudiantes emitieron un pliego petitorio con 11 puntos, entre los que se destacó la inconformidad por el aumento de cuotas en inscripción y reinscripción. Tras exponer sus inconformidades frente al rector Salvador Hernández Vélez, se llegó al acuerdo de que el Consejo Universitario sesionara extraordinariamente para evaluar el pliego petitorio. 

El resultado fue la aprobación con modificaciones de cinco de las propuestas del pliego, desechando una y rechazando cinco más en su totalidad. 

Inicialmente la petición sobre la reducción de las cuotas era del 80 por ciento, después se replantearon al 55.4 por ciento. Sin embargo, en la sesión solo se aprobó el 8.3 por ciento, lo que la MOESCO considera como insuficiente para resolver la problemática de fondo, pero hecho que sí consideran como un primer triunfo. 

Aunque el plantón ha sido retirado de las instalaciones de la UAdeC, los integrantes del MOESCO han externado en diversas entrevistas que este es apenas el inicio de las acciones a tomar para lograr los cambios que consideran necesarios en la comunidad universitaria. 

“La lucha apenas está empezando. Hemos dado un primer paso, quizá nuestros hermanos gocen de la gratuidad en la educación”, expresaron.

Los médicos fueron un parteaguas previo al movimiento del 68

 
Foto: Tomada de internet

Para retomar una de las primeras rebeliones universitarias de las que se escuchó en México hay que retroceder a 1964, un año después de la elección de Gustavo Díaz Ordaz como presidente del país. 

El 26 de noviembre de dicho año, estudiantes residentes e internos del Hospital 20 de Noviembre en la Ciudad de México iniciaron un paro en el que exigían el pago de aguinaldos atrasados. 

Entre otras peticiones destacaron la revisión legal y cambios de los términos del contrato-beca con el objetivo de lograr acuerdos de trabajo anuales, renovables y progresivos, además de contar con sueldos base. 

A pesar de que este movimiento logró el nacimiento de la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI), a 56 años de iniciado el movimiento médico, aún hay situaciones que mantienen en alerta al gremio de la salud, como lo son la contratación por outsourcing, el empobrecimiento de las instituciones de salud y de educación superior, entre otras. 

Tragedia en Tlatelolco

Foto: Archivo

Antes de abordar el movimiento que más ha conmocionado la historia de México, es necesario desentrañar lo ocurrido previo a la tragedia de Tlatelolco.  

Si bien el disgusto estudiantil se tejió durante años con protestas por diversos motivos en varias universidades del país, fue en julio de 1968 cuando estalló el malestar. 

El 23 de ese mes se dio una intervención desmedida de la policía en una pelea entre dos escuelas de bachillerato de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), lo que detonó el hartazgo estudiantil. 

Con México como anfitrión de las Olimpiadas en octubre de ese año, el objetivo fue crear un plan eficiente, llamado la Operación Galeana, para capturar a los líderes de los levantamientos estudiantiles. 

La principal demanda del alumnado era la libertad en sus distintas acepciones. Se buscaba el ejercicio ciudadano de participación política y que esto repercutiera en una autonomía verdadera de las universidades. 

Durante los siguientes meses se desató una cadena de sucesos que enfurecieron a las dos partes, con la comunidad universitaria protestando y las autoridades arremetiendo contra ellos durante los mítines. Hasta que llegó el 2 de octubre de 1968. 

En la Plaza de las Tres Culturas, punto recurrente para los levantamientos estudiantiles, se desató una masacre. 

Por muchos años la información fue escondida y se dice que hasta la fecha hay muchas cosas que no han sido esclarecidas. 

Versiones apuntan que, haciéndose pasar por estudiantes, integrantes del grupo paramilitar Batallón Olimpia fueron quienes iniciaron las agresiones y provocaron la balacera que duró más de 90 minutos. 

Durante la madrugada los militares se encargaron de hacer “limpieza” de la zona. La cifra oficial fue de 20 muertos, pero años más tarde se reveló que pudieron ser más de 250, aunque la cifra exacta sigue siendo desconocida. 

El 2 de octubre es una memoria histórica en México de la lucha con costo de sangre que emprendió un grupo de jóvenes buscando no solo garantizar sus derechos como estudiantes, sino también un verdadero cambio en el sector educativo nacional.

CEU de la UNAM, por más oportunidades educativas

Foto: Tomada de internet

El Consejo Estudiantil Universitario (CEU) fue creado por los alumnos de la UNAM en 1986 como resistencia a las propuestas del rector Jorge Carpizo, entre las que sobresalieron eliminar la gratuidad con un aumento en colegiaturas y quitar el “pase automático” del bachillerato a la licenciatura. 

El CEU planteó la necesidad de crear más oportunidades en el sector educativo y el aumento de los presupuestos públicos destinados a la enseñanza universitaria. 

Luego de un amplio diálogo público, manifestaciones callejeras y una huelga, el movimiento triunfó. Pero las contradicciones entre sus integrantes lo llevaron a la extinción entre 1999 y el 2000.

Contra el espionaje universitario

Foto: Archivo

El Consejo General de Huelga fue un órgano que surgió tras la desaparición del CEU. Se conformó por estudiantes de las escuelas, facultades y colegios de la UNAM quienes decidieron ejecutar un paro indefinido para externar su inconformidad con las nuevas reformas en el Reglamento General de Pagos. Se trataba de un aumento en cuotas de inscripción, trámites, uso de equipos y laboratorios. 

A raíz de esto, el CGH lanzó un pliego petitorio con seis puntos en las que abogaron por recuperar el pase automático, la anulación de sanciones en contra de quienes participen en movimientos, eliminar el espionaje dentro de las universidades, entre otros señalamientos. 

Lo cierto es que el tema de infiltrados, espionaje y la existencia de porros -grupos de choque- en las universidades, específicamente en la UNAM, son conflictos con los que se sigue lidiando en México. 

En septiembre de 2018, ya como presidente electo, Andrés Manuel López Obrador se pronunció en contra de todos estos agravantes que alteran en orden de la comunidad universitaria y declaró que su gobierno no permitirá ese tipo de actos.

#YoSoy132

Foto: Tomada de internet

Se trata de un grupo que empezó a organizarse en 2012 a través de redes sociales en búsqueda de la libertad de expresión.  

Esto surgió tras una protesta contra el candidato a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, quien detonó la indignación de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana cuando buscó justificar su actuación en la represión de Atenco, una serie de enfrentamientos violentos en los que participó la Policía Federal Preventiva de México. 

En una visita a la Universidad Iberoamericana, desde su llegada Peña Nieto fue abucheado por los estudiantes, quienes también le gritaron “asesino” y le externaron su molestia con pancartas. 

Dicho altercado ocasionó que Peña Nieto terminara resguardandose en uno de los baños de las instalaciones.  

El movimiento que comenzó a crecer en redes sociales hizo un llamado a la transparencia de las elecciones del 1 de julio de 2012 y protestaron contra el manejo parcial de los medios de comunicación y la falta de pluralidad. 

La convocatoria para sumarse al movimiento se lanzó a través de un video llamado “131 alumnos de la Ibero responden”, de ahí surge el #YoSoy132, como una invitación a formar parte del grupo. 

En una de sus marchas más grandes lograron reunir a más de 15 mil personas en la capital del país, donde una vez más pidieron apertura mediática e información necesaria para que el ciudadano pudiera ejercer su voto de forma correcta. 

El #YoSoy132 se extendió por el país con la creación de células en todos los estados y se puede denominar como uno de los movimientos que logró un impacto sin el derramamiento de sangre.

Dolor e incertidumbre en Ayotzinapa

Foto: Archivo

En 2014, un grupo de estudiantes provenientes del pueblo Ayotzinapa en Guerrero, tenían la intención de tomar autobuses para viajar a la Ciudad de México y participar en la marcha conmemorativa de la matanza estudiantil de 1968. 

Durante la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre se reportó un fuego cruzado entre fuerzas policiales y presuntos integrantes de una célula de narcotráfico local en donde se vieron involucrados los autobuses en los que iban los estudiantes. 

El saldo fue la muerte de cinco jóvenes de Ayotzinapa, más de 20 heridos y la desaparición de 43, de los cuales, según se sabe, el último paradero fue que los subieron a los autos policiales. 

A partir de los hechos surge el movimiento con el llamado “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, como reclamo al gobierno por la desaparición de los 43. Sin embargo, a pesar de la constante presión social y las protestas que se han derivado desde entonces, hasta la fecha no se han esclarecido los sucesos. 

En cuanto a detenciones, el 24 de junio del presente año personal de la Fiscalía General de la República detuvo a Ángel Casarrubias Salgado, alias “El Mochomo”, presunto líder del cártel Guerreros Unidos, de quien se sospecha tiene vínculos con la desaparición de los 43 estudiantes. 

Otro de los presuntos involucrados es Tomás Zerón, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), quien recientemente solicitó un amparo para no ser detenido tras ser señalado de alterar el lugar donde se encontraron los restos de uno de los estudiantes y de respaldar la verdad histórica.