Moreau, Shepard y Mitchum
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Moreau, Shepard y Mitchum
Julio no pudo haber terminado de manera más trágica en el terreno cinematográfico que con la muerte de dos actores ícono de etapas clave de la historia del cine mundial: Jeanne Moreau y Sam Shepard.
Tal y como se informó en estas páginas el martes pasado, el lunes 31 de julio se dieron a conocer los decesos tanto de la diva del cine francés surgida con el emblemático movimiento de la Nueva Ola Francesa, Jeanne Moreau, a los 89 años de edad, así como la del actor y dramaturgo de origen norteamericano Sam Shepard, a los 73 años de edad, a causa de complicaciones derivadas de la parálisis lateral amiotrófica (ELA) que padecía hace tiempo.
Moreau, a quien el cineasta norteamericano Orson Welles consideró como “la más grande actriz del mundo”, se vio cobijada desde su juventud histriónica por grandes compatriotas suyos surgidos de la mencionada Nouvelle Vague o Nueva Ola Francesa como Louis Malle (“Los amantes”; “Elevador al cadalso”) y Francois Truffaut (“Jules y Jim”; “La novia viste de negro”) de inmediato captó la atención de reconocidos cineastas del mundo como el italiano Michelangelo Antonioni (en “La noche”, de 1961); el mencionado Orson Welles en “El proceso”, de 1963 o el español Luis Buñuel en “Diario de una recamarera”, en 1964, entre otros.
En 1965 Jeanne Moreau viaja a México para filmar en compañía de otra compatriota suya, el símbolo sexual Brigitte Bardot, la cinta “Viva María”, bajo las órdenes del mencionado Louis Malle, en Cuernavaca. Morelos, para en la década siguiente hacer su debut tras las cámaras al dirigir “Lumiére”, que también escribió y protagonizó, y en las décadas siguientes siguió imparable trabajando bajo la dirección de grandes como el alemán Rainer Werner Fassbinder en “Querelle”; el francés Luc Besson en “Nikita”, de 1991; su también compatriota Francois Ozon en “Tiempo de partir”, del 2005 o el portugués Manoel de Oliveira en “Gabo et l´hombre”, del 2012, entre otras.
Por su parte, el norteamericano Sam Shepard, considerado uno de los dramaturgos estadounidenses más prolíficos e idiosincráticos del siglo XX, autor de más de 40 obras de teatro (entre ellas “Fool for love”, llevada al cine por su compatriota Robert Altman en 1985) y ganador del premio Pulitzer en 1979 por “El niño enterrado”, primera parte de su celebrada trilogía de la familia, un año antes ya había empezado a hacer historia como actor de cine al tener su primer papel de importancia en la bella épica “Días de gloria”, del cineasta también norteamericano Terrence Malick, al lado de Richard Gere y Brooke Adams y que obtuvo el Oscar a la Mejor Fotografía de aquel año del cubano Néstor Almendros.
Hablando de Oscares, Shepard obtuvo su primera y única nominación a la estatuilla dorada al Mejor Actor de Reparto de 1983 por su interpretar a uno de los astronautas de “Los elegidos”, de Philip Kaufman; con su pareja también en la vida real Jessica Lange protagonizó importantes cintas como “Frances”, de 1982; “Country”, de 1984 o “Crímenes del corazón”, de 1986, e fue dirigido también por directores alrededor del mundo desde alemanes como Wim Wenders (“París, Texas”; “Don´t Come Knocking”); británicos como Ridley Scott (“La caída del halcón negro”) y más. Descansen en paz.
Para terminar, el domingo se celebró el centenario del natalicio del primer actor norteamericano Robert Mitchum, recordado, entre muchas otras más, por “La noche del cazador” (Charles Laugthon, 1955).
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