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Monos consiguen mover silla de ruedas con fuerza de la mente
Mover una silla de ruedas tan sólo con la fuerza de la mente es algo que se puede hacer, al menos con monos, según señalan científicos estadounidense en la publicación "Scientific Reports".
Lo consiguieron con la tecnología sin cables Brain-Machine-Interface (BMI), a través de unos implantes en el cerebro. Los científicos consideran que se trata de una opción para conseguir en el futuro algo de movilidad a personas que sufren parálisis total. No obstante, expertos independientes estiman que antes de llegar a ese punto todavía queda mucho trabajo de investigación y desarrollo por hacer.
El equipo de científicos que dirige Miguel Nicolelis, de la universidad de medicina Duke, en Durham, (Carolina del Norte), implantaron en dos macacos Rhesus electrodos en diversas áreas del cerebro desde donde se imparten las órdenes de movimiento. Los animales sanos, no paralizados, fueron colocados para el experimento en una caja sobre ruedas.
Al inicio, esta silla de ruedas robotizada fue conducida a un recipiente con uvas sin su intervención. Los monos pronto aprendieron a mover ellos mismos la silla de ruedas con ayuda de los patrones de actividad cerebral traducidos vía BMI para así llegar al recipiente con las uvas. Y además, con el tiempo, mejoraron el control sobre el vehículo.
"Los resultados nos muestran que en el futuro, los BMI implantados en el cerebro podrán dar movilidad en todo el cuerpo a las personas con parálisis severa", concluyen Nicoelis y sus colegas.
Los electrodos para las BMI se han implantado en las personas no sólo de forma externa, sobre la piel de la cabeza, sino también en el cerebro. Pero sobre todo para que "lean" los impulsos neuronales del movimiento de la mano y los dedos y estos se trasladen para mover un joystick o la prótesis de un brazo.
Los expertos consideran un avance que ahora, por primera vez, se haya traducido un movimiento de todo el cuerpo que el cerebro desconoce como es mover la silla de ruedas.
"Lo nuevo es que se mueve el aparato (la silla), que antes no tenía ninguna representación en el córtex" dijo Gabriel Curo, experto en neurofísica del hospital alemán Berliner Charité. Curo manifestó su reserva con el hecho de que los monos empleados para el estudio no fuesen paralíticos, ya que no se puede descartar que también los impulsos neuronales sensoriales hubiesen contribuido, aunque fuese mínimamente, al movimiento, por ejemplo, del brazo. Este punto es algo que los investigadores estadounidenses quieren seguir estudiando.
Para el catedrático Alexander Gail, experto en neurociencia de la Universidad de Gotinga, el avance sobre todo se da en la transmisión sin cables, un hecho importante tanto para las intervenciones invasivas de las BMI como para las neuroprótesis. "Realmente magnífica será cuando la tecnología sea tan pequeña que pueda estar completamente bajo la piel".
Por el momento se desconoce hasta qué punto los pacientes se dejarán implantar estos electrodos en el cerebro. "Eso depende completamente del paciente y su evaluación de los riesgos", señala Curo, cuyo equipo trabaja con implantes en la piel de la cabeza.