Mohamed pide más apoyo

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Mohamed pide más apoyo

A Mohamed le dolió perder su segunda Final con Rayados, pero dice estar de pie y con mucha ilusión y, de pasadita, le pidió a sus aficionados más apoyo para volver a empezar.
Mohamed no pude decir otra cosa más de lo que la circunstancia amerita. Es la cabeza de un grupo y debe demostrar entereza, por más que no la tenga.

Quizás el juicio del aficionado sea muy diferente a la de su técnico. Otra vez Mohamed busca complicidad en una tribuna a la que le falló feo un par de veces para hacer menos traumática su vida en el puesto.

Ya es indistinto si el equipo se cae o no después del último ventarrón. La película no puede rebobinarse y las secuelas quedan. Querer contagiar el ambiente con pensamientos optimistas, en esta etapa, puede ser contraproducente.

Mañana Rayados tiene otra Final y, cuando menos, debería ganarla para tratar de anestesiar —no borrar— la desilusión popular.

Pero Mohamed no ofrece garantías de poder alcanzar el éxito frente a Pachuca en la Copa MX, un trofeo que, ante la marcada ausencia de confeti en los últimos años, ahora lo ve como necesario, aunque siempre haya sido un torneo que le incomoda.  

Dicen que el que se quema con leche, luego ve una vaca y llora. “La Final (ante Pachuca) se puede ganar o se puede perder”, dijo el DT, en contraste con lo que venía diciendo previo a las últimas Finales donde le daba mucho crédito a su equipo.

Mohamed cree que el destino es cruel con Rayados. Que el futbol lo castiga, que los rivales con poco le arrebatan Finales (Pachuca y Tigres) y dejó entrever que los árbitros también juegan.

Lo que nunca ofreció Mohamed fue una autocrítica sincera sobre por qué Rayados perdió dos Finales con todo y las ventajas, y con todo y los penales a favor desperdiciados.

Mohamed debería responder si Rayados sabe jugar Finales, porque al parecer, no. Se hundió de la nada frente a Pachuca y también, de la nada, se despresurizó ante Tigres. 

En ambos casos a su equipo le faltó personalidad y ser más competente bajo extrema presión, un escenario donde ya varias veces ha fracasado.

Ese cuento de que llegué mucho y al rival con dos avances le alcanzó para ganar suena a excusa barata. Valora más las intenciones que la efectividad. Tigres ganó a su estilo, Rayados perdió porque no impuso el suyo. Así de simple.

Mohamed llamó a los aficionados a creer más en el grupo y que lo disfruten todos los fines de semana. Quizás sea inútil influir desde la retórica ante realidades consumadas. La gente ya creyó demasiado.

Por lo tanto, Mohamed antes de buscar cicatrizar la zanja que hoy tiene con la tribuna debería asumir que su equipo, hasta ahora, sólo ha demostrado ser feliz y contundente solo cuando no le pesa la historia. Y no hay otro culpable que Rayados mismo.