Mohamed Abrini, el aprendiz de soldador que se volvió terrorista

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Mohamed Abrini, el aprendiz de soldador que se volvió terrorista

Antes de la mayoría de edad Abrini entra ya en el mundo de la delincuencia. El primer robo de su largo historial de delitos lo comete con 17 años.

Amigo de la adolescencia de Salah Abdeslam. Aprendiz de soldador. Panadero. Delincuente. Amante del dinero. Expresidiario. Radical del que se sospecha que retornó de Siria. Terrorista implicado en los atentados de París. Y en los de Bruselas. El hombre del sombrero. Mohamed Abrini ha sido, a sus 31 años y en un orden similar, todo eso, una carrera que desde este viernes ha retrocedido a una etapa anterior, la de la prisión, esta vez no por robo ni tráfico de drogas, sino por su participación en los dos mayores atentados que ha sufrido Europa en los últimos meses.

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Hasta entonces no hay testimonios que hablen de una deriva radical de Mohamed Abrini. Su nombre aparece sin embargo poco después, en junio de 2015, en una lista de 85 nombres que el barrio de Molenbeek recibe de los servicios de inteligencia sobre radicalizados. El foco se pone sobre él al aparecer junto a Abdeslam en la grabación de una cámara de seguridad en una gasolinera de Ressons (Francia), en la autovía en dirección a París. Ambos iban a bordo de un Renault Clio negro que luego se utilizaría en la masacre.

Las investigaciones no lo sitúan en París la noche de los atentados, sino en Bruselas. Uno de sus hermanos dice haberle visto en Bruselas ese día a las cinco de la tarde, y su hermana afirma que esa tarde Abrini tenía una cita para firmar a las 20.15 el contrato de alquiler de un apartamento en el que planeaba instalarse en febrero junto a su prometida.

"Es peligroso y probablemente está armado", advertía la fiscalía el pasado 24 de noviembre, cuando emitió una orden de arresto internacional en su contra después de que Abrini desapareciera tras los ataques de París. Aquel día facilitó una fotografía suya y pidió la colaboración ciudadana para identificarle. Además, le señaló como "sospechoso de haber estado en Siria y haber retornado". 

Tras más de cuatro meses huido, su arresto se produjo en la tarde de este viernes en Anderlecht, al suroeste de la capital belga. Al día siguiente, la Fiscalía belga informa en un comunicado que Abrini ha reconocido ser el hombre del sombrero, el tercer terrorista del aeropuerto de Bruselas, un ataque que las últimas revelaciones de la Fiscalía indican que fue precipitado por la presión de las fuerzas de seguridad, dado que su objetivo real era volver a atentar en Francia. Las huellas de Abrini están en el piso del que salieron los yihadistas rumbo a Zaventem, lo que lo implica tanto en los atentados de País como en los de Bruselas.

"Le encanta el dinero"
Uno de los detenidos por el 13-N, Ali Oulkadi, pone en duda la motivación religiosa de Abrini en una declaración a los investigadores: "A Brioche le encanta el dinero y ha manejado mucho. Se rumorea que en un golpe sacó 200.000 euros. Es un ladrón que nunca ha hablado de religión o lo que quiera que sea que se trae entre manos", dijo de él a los investigadores.

En su recién publicado libro La verdad sobre Molenbeek, que apareció tras los atentados de París pero justo antes de los de Bruselas, el alcalde socialista del barrio durante 20 años, Philippe Moureaux, dedica un breve pasaje a Abrini, al que no conoce pese a que creciera en Molenbeek: "Cuando se habla de la preparación de los atentados [de París] encontramos a un personaje que puede ser importante aunque no estuviera en París el 13 de noviembre. Se trata de un tal Mohamed Abrini. La investigación ha revelado que el contacto entre París y Bruselas era constante mientras se preparaba la operación terrorista. ¿Quién ha hecho de enlace entre las dos capitales? ¿Tal vez Abrini?", se pregunta.

La respuesta a esa cuestión, como a muchas otras, la tiene Mohamed Abrini.