Mitos sobre la sexualidad femenina que matan la vida sexual

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Mitos sobre la sexualidad femenina que matan la vida sexual

Foto: Especial
Hay que dejar de creer esos mitos que envenenan nuestra vida sexual.

Tal vez nos hayamos quedado en una suerte de oscuridad victoriana en relación con la sexualidad femenina, pero la verdad es que hay ciertas ideas falsas sobre las mujeres y el sexo que se niegan a desaparecer. Creerlas puede resultar nocivo para la salud mental y la vida sexual.

Los siguientes son seis mitos que la sociedad sigue considerando y que podemos arrojar a la basura:

1. Las mujeres están menos interesadas en el sexo que los hombres

Por algún motivo, el mito de que los hombres viven obsesionados por el sexo y que a las mujeres no les gusta el sexo perdura. Sin embargo, se ha demostrado una y otra vez que no es verdad. Las mujeres piensan tanto en el sexo como los hombres (e incluso más, según algunos estudios), y les gusta. Si a una mujer le gusta el sexo, es perfectamente normal. Si no le gusta, tiene que saber que no hay una predeterminación biológica a rechazar el sexo debido a su género. Hay que buscar qué es lo que funciona para cada una.

2. Es responsabilidad del hombre que la mujer llegue al orgasmo

Para tener buen sexo, hay que tener el control de una misma. Ninguna mujer puede esperar que su compañero sepa cómo satisfacerla. Tiene que entender su propio cuerpo y comunicarle a su esposo qué es lo que le gusta.

3. Las mujeres no se hacen adictas a la pornografía

La pornografía es tan adictiva como las drogas duras, y tiene efectos igualmente nocivos en el cerebro. Por algún motivo, nuestra cultura ha decidido que a los hombres les encanta la pornografía y que las mujeres son inmunes a ésta. Sin embargo, se trata de una idea errada, y creerla puede hacer mucho daño a las mujeres que han caído en la trampa tóxica de la pornografía. Puede resultarles difícil buscar la ayuda que necesitan Como señaló una mujer: “No busqué ayuda por mi adicción porque sentía que era un monstruo, porque estaba segura de que yo era la ÚNICA mujer que padecía una enfermedad masculina.”

La pornografía NO es normal en los hombres ni en las mujeres.

4. No debemos hablar de eso

Hablar de sexo supone una suerte de faux pas. Si bien hay límites que no deben traspasarse porque el sexo es algo íntimo entre dos personas, debemos crear una cultura en la que tengamos conversaciones sanas al respecto. Hablar sobre sexo de manera más abierta puede evitar que los niños recurran a fuentes inapropiadas o no educadas en busca de información y supone también dejar de cultivar el temor a lo desconocido.

Por otra parte, no hay motivo por el que una mujer y su esposo no hablen de forma habitual sobre sexo. Tienen que decirse qué les gusta y qué no les gusta. Puede ser incómodo, pero sin duda contribuirá al desarrollo de la relación, tanto en el plano emocional como en el físico. Las parejas que hablan sobre sexo también lo disfrutan más y evitar caer en un matrimonio sin sexo.

5. Ser bueno en el sexo es algo que llega de manera natural

Mucha gente espera que el sexo sea grandioso desde el primer momento, pero se trata de algo que se aprende. Hay que llegar a conocer el propio cuerpo y el del otro, entender cómo funcionan las cosas y qué es lo que a ambos les gusta. Como hay una curva de aprendizaje, es normal que lleve un tiempo que el sexo sea algo tan maravilloso como todos dicen.

6. Más sexo nos hará más felices

Muchas personas creen que una vida llena de sexo es una vida feliz. Por ejemplo, investigadores de Carnegie Mellon estimaban que si las parejas duplicaban la cantidad de sexo que tenían serían más felices. La hipótesis resultó errada. Aumentar la cantidad de sexo que se tiene tan sólo por el hecho de aumentarla no va a suponer un cambio en el nivel de satisfacción de la relación ni en la felicidad. La calidad del sexo y la relación en su totalidad son mejores indicadores que la cantidad.