Miscelánea política dominical: Subnormal senadora, diputada chatarra y Tomás Valdés
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Miscelánea política dominical: Subnormal senadora, diputada chatarra y Tomás Valdés
Subnormal senadora. Difícil situación la del doctor Hugo López-Gatell. Además de enfrentar la pandemia, también tiene que lidiar contra la virulencia política. Pero no está manco. Recién puso en su lugar a la necia senadora del PAN, Alejandra Reynoso, a la que metafóricamente calificó de “subnormal profunda” y, además, también sugirió no estar jodiendo. Y es que Gatell recurrió a táctica que don Camilo José Cela usó para lidiar con los babosos. Como lo hizo con el diputado José Antonio Rodríguez cuando lo calificó como un “subnormal profundo” y que luego, al salir en su defensa la diputación cantábrica por el supuesto insulto, don Camilo les refutó diciendo: “No es un insulto, es un diagnostico”. Y de ese modo diagnosticó el doctor Gatell a la oblicua senadora Reynoso que pretendió cuestionarlo y a la cual apabulló como lo hizo don Camilo ante otro necio senador que le reclamó desde tribuna su falta de atención: “Senador Cela, ¿está usted dormido?”, alusión que el sagaz gallego contestó: “No estoy dormido, senador Xirinac, estoy durmiendo”, a lo que el tribuno replicó: “¿Y no es lo mismo?”, y don Camilo remató: “Son cosas distintas senador, no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, como tampoco es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”. Y así le fue a la rubiecita senadora del PAN que no le quedó de otra más que denunciar violencia política de género, otro quilombo jurídico de nuestra realidad política.
Diputada chatarra. San Lázaro es hoy la “Legislatura de la paridad de género”, pese a las féminas carcundas y remisas que se prestan a la manipulación, echando por la borda lo que las mujeres han avanzado en este País y que son traicionadas por las condotieras que se niegan a su liberación del patriarcado, como la diputada local por Morena, Elisa Villalobos, una remisa que no define su militancia política, que carece de intuición democrática, de sentido social, del toque comunitario y, peor aún, de la lealtad a principios.
Tomás Valdés. Pues ahora resulta que el ingeniero es de derechas y vela armas contra el “comunista” Andrés Manuel López Obrador. Y es que don Tomás dejó la burocracia y ahora es un exitoso empresario digno de la patronal. Siempre será loable que un burócrata deje atrás el escalafón y tenga iniciativa empresarial. Pero tampoco hay que perder el piso y caer en la ridícula versión del nuevo rico. Mejor sería si don Tomás imita a los aristócratas de izquierda que, aunque no lo crea, existen. Esas rara avis que tienen alcurnia de sangre y conciencia de pueblo. Nobles y admirables sin cortapisa alguna. En cambio, el nuevo rico de derechas repugna, es detestable, más cuando le da por andar fumando en pipa, un artilugio con el que busca allegarse carácter y personalidad, porque piensa que no hay nada mejor para alejarse de la chusma que fumar con distinción, para ser exquisito, elegante y excéntrico. Más aún si eres de los que van a la caravana a protestar contra el Peje, el que pretende quitarle a los ricos para darle a los pobres, como divulga Valdés en su página del Facebook. Y que ni se le ocurra a don Tomás regresar al barrio fumando en su pipa, porque ya dijeron que se lo van a surtir, sus amigos de la infancia, el “Balo”, el “Pifas” y el “Peluquín”.