Mirador 26/01/2016
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Mirador 26/01/2016
A mí me gustan mucho las palabras.
Me gustan las que suenan en la voz, y me gustan las que en silencio esperan en los libros.
Pienso que la palabra es lo que define al hombre. No la inteligencia, ni la risa –esa forma de inteligencia-, ni la capacidad de razonar. Lo que hace que el humano sea humano es la palabra.
Por eso leo el diccionario como se lee una novela de aventuras. De vez en cuando encuentro en él palabras que están juntas, como si las hubiera unido un poeta o un humorista.
Veamos, por ejemplo, “pimplar” y “pimpleo”. Los dos vocablos van uno tras otro. “Pimplar” quiere decir “beber vino u otra bebida alcohólica, especialmente si es con exceso”. “Pimpleo” significa “perteneciente o relativo a las musas”. Tal se diría que quien bebe vino o licor recibe por consecuencia algo venido de las musas.
No sé si esto que digo pertenece al reino de la poesía o al del humor. Sólo nos lo podría decir Li Po, habitante de ambos reinos. Lo que sí sé es que en el diccionario hay hermosuras que en ningún otro libro se pueden encontrar.
¡Hasta mañana!...