Mirador 25-01-2016

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Mirador 25-01-2016

La muerte de Juan Manuel Ley enlutó al beisbol mexicano.

Ese gran empresario hizo mucho por el el rey de los deportes. El beisbol de México fue uno antes de “El Chino” Ley, y otro después.

Yo conocí a don Juan Manuel, en Culiacán. Me invitó a presentar uno de mis libros en uno de sus supermercados. Para mí aquello fue una experiencia inédita. En medio de las mercaderías —las frutas y verduras; las telas; los aparatos electrodomésticos— hablé ante la numerosa clientela del local.

Luego fui a sus oficinas, las de un hombre de trabajo que no se dejó marear nunca por el éxito. Conversamos frente a una taza de café. El tema de la charla no fueron sus negocios ni mis libros: fue el beisbol.

Yo amo a ese deporte desde niño. En el viejo Estadio Saltillo vi las proezas de los Pericos, el equipo de casa: el Mocho Juárez, formidable pitcher de quien se contaba que se había amputado un dedo para poder lanzar cierta curva letal de su invención; el Cartucho Regalado, que alguna vez pegó un jonrón tan largo que no se supo dónde había caído la pelota. Meses después la halló un excursionista en la cumbre de la lejana Sierra de Zapalinamé.

Hago llegar las expresiones de mi pena a la familia de don Juan Manuel. Su recuerdo estará siempre con nosotros.

¡Hasta mañana!...