Yo, por desgracia, no sé nada de futbol.
Yo, por fortuna, no sé nada de futbol.

Soy beisbolero casi de nacimiento. El paso de los años no me ha quitado esa afición heredada de mi padre, lo mismo que el ajedrez y el gusto por los crucigramas. Sigo con devoción los avatares de los Saraperos de Saltillo, y miro en la televisión los juegos de las Grandes Ligas. Cuando llega la Serie Mundial lo dejo todo, o casi todo, para ver los partidos.

La de este año entre los Royals de Kansas y los Mets de Nueva York me dejó una enseñanza muy valiosa: la de no rendirse nunca; la de seguir el sueño por encima de todas las adversidades y desafiando todos los obstáculos.

He aquí que un equipo que casi siempre vino de abajo llegó a lo más alto. Si tenemos la misma tenacidad y trabajamos con el mismo esfuerzo todos podemos ganar nuestra Serie Mundial.

¡Hasta mañana!...