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Mimetizado con el papel tapiz
En todo lugar hay niveles, clases y categorías. Nos colocamos en grupos y espacios en todos los contextos de nuestras vidas. Hace días mi nieto hizo su primera comunión. Llegué y me acomodé. La gente presente eran todos muy conocidos para mí y no sentí presión de ningún tipo, hasta que levanté la vista y me di cuenta de que me había sentado con mi hijo, el papá del festejado, en una mesa donde solamente había hombres. Las mujeres estaban en la mesa adjunta (mi nuera, su mamá, su hermana, su tía, etc.). Un poco más tarde ya habían juntado 3 mesas y nos mezclamos todos, un gran alivio para mí.
En algunas situaciones somos quienes dirigimos y en otras solo participamos. Hay momentos que nos invitan a tomar un lugar de privilegio y momentos en que somos parte de la bola, de los comunes. En ciertos temas tenemos mucho que decir, puntos que son dignos de ser tomados en cuenta. Y hay reuniones en las cuales nuestro papel es escuchar para alcanzar, en el mejor de los casos, a hacer una que otra pregunta adecuada.
Es todo un arte el saber (tal vez es ejercicio de la intuición) qué lugar es apropiado para mí en un momento específico. Tenemos la tendencia a ser, por carácter, personas que sobresalimos en cualquier momento o bien personas a quienes nos gusta mimetizarnos con el grupo o hasta con el papel tapiz. Ninguna tendencia es equivocada, aunque podría ser desatinada. Todos podemos saber, aprender, e intuir cuando hablar y cuando callar, y en qué lugar ponernos en los contextos específicos, siendo muy precisos en cada caso. ¡Observémonos!