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Miles de sirios huyen de Alepo ante el avance de Al Assad
Un nuevo éxodo se pone en marcha desde Alepo, en el norte de Siria, donde decenas de miles de hombres, mujeres y niños se dirigen hacia la frontera turca. Huyen de los bombardeos del régimen y de los aviones rusos, así como de la amenaza de un cerco a la ciudad.
El temor a que se produzca un asedio se ha intensificado a raíz de las noticias sobre las terribles condiciones humanitarias que se viven en algunas zonas rebeldes que han sido bloqueadas por el régimen de Bashar al Assad. Entre ellas está la localidad de Madaya, a las afueras de Damasco, donde la gente se muere de hambre.
"Cientos de proyectiles volaban sobre nosotros. No puedo creer que lograsemos escapar", cuenta Abu Haitham, uno de los muchos que están huyendo de Alepo estos días. "Sabemos que ahora las cosas están mal, pero dios nos ayudará".
El Gobierno y sus aliados, apoyados por los aviones de combate rusos, han expulsado a los rebeldes de algunos de sus bastiones alrededor de Alepo, conquistando un territorio disputado desde 2012.
Al menos 10,000 refugiados han llegado ya hasta la frontera turca, y decenas de miles más se encuentran en camino a pesar de que Turquía aun no abrió los pasos fronterizos. Sólo hay una carretera abierta entre la frontera y la ciudad de Alepo, antes capital económica del país. La principal autovía entre ambos puntos ahora está cortada.
Tras los combates de los últimos días, los rebeldes de Alepo se encuentran rodeados por el Gobierno -que controla la mitad de la ciudad en la que vive la mayor parte de la población- y por el Estado Islámico desde el este. Con el corte de la carretera principal, los rebeldes han perdido también sus rutas de suministro con Turquía.
Además, en las últimas semanas el Frente Al Nusra ha trasladado a centenares o incluso miles de combatientes hasta Alepo desde la vecina provincia de Idlib, donde controla importantes ciudades. El Frente al Nusra, brazo de Al Qaeda en Siria, ha luchado a menudo junto a los rebeldes moderados contra el Gobierno de Al Assad. Pero Al Nusra quiere imponer una estricta ley islámica y su presencia amenaza con polarizar aun más el conflicto.
"Nos sentimos abandonados. La gente que se ha quedado en el este de Alepo lo ha hecho porque simplemente no puede permitirse salir de allí", explica Omar Halabi, un activista que espera poder huir pronto.
"La gente de Alepo teme ser asediada", dice Ismail Abdullah, que todavía sigue en la ciudad. Muchas instalaciones médicas han resultado dañadas, las panaderías se están quedando sin existencias y aumenta el miedo a la hambruna, afirma.
En los últimos meses se ha acusado al régimen de Al Assad de haber impedido deliberadamente la entrada de ayuda a la ciudad de Madaya incluso después de que apareciesen fotos de niños esqueléticos. Por su parte, gracias a su avance en Alepo las fuerzas del Gobierno consiguieron romper el cerco impuesto hace tres años por los rebeldes a las ciudades de Nubul y Zahraa.
"Ya estamos siendo testigos de un desplazamiento masivo de personas que huyen del norte hacia la frontera turca", apunta Pablo Marco, que forma parte de un grupo de Médicos Sin Fronteras que se encuentra en Siria. La ONG se está preparando apra distribuir suministros básicos entre los desplazados que se encuentran juntoa a la frontera.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha advertido de la difícil situación humanitaria de los refugiados y ha cifrado en 70.000 el número de personas que podrían estar encaminándose hacia su país. Desde el inicio de la guerra civil siria, en 2011, Turquía registró la llegada de 2,5 millones de sirios, aunque en los últimos años endureció las medidas de seguridad en sus fronteras.
El avance del régimen en Alepo desembocó además en la suspensión temporal de las conversaciones de paz sobre Siria, iniciadas apenas hace unos días en Ginebra. La oposición, que había sido reticente a participar en el dialogo, exigía que el régimen pusiese fin a los bombardeos y los asedios.
El Gobierno sirio parece estar capitalizando el apoyo de Rusia. Además, Irán ha estado reclutando a soldados chiitas para que luchen junto a las fuerzas de Al Assad. "En comparación con la situación en la que estaban hace cinco meses, ahora el régimen está en una buena posición para dividir, aislar y avanzar sobre la oposición", escribieron Faysal Itani y Hossam Abouzahr, del think tank Atlantic Council.
"Están los aviones rusos... Estado Islámico, los iraníes... cuénteme cómo quieren que nos salvemos", grita ante las cámaras de una cadena de televisión opositora una mujer que aguarda junto a la frontera turca.