Miles de personas secundaron hoy en Barcelona la manifestación convocada con motivo del primer aniversario del referéndum soberanista ilegal celebrado en Cataluña el 1 de octubre de 2017 (1-O), que abrió una de las crisis institucionales más graves de la historia reciente de España.

Bajo el lema "Recuperem l'1 d'octubre" (Recuperemos el 1 de octubre), los manifestantes avanzaron hacia el Parlamento catalán, donde esperan ser recibidos por el jefe del Ejecutivo de la región, Quim Torra, y el presidente de la cámara regional, Roger Torrent.

En la marcha se escucharon gritos como "1 de octubre, ni olvido ni perdón" y "Libertad para los presos políticos". En la plaza Cataluña, en el centro de Barcelona, los manifestantes desplegaron una pancarta con el texto en inglés "La autodeterminación es un derecho humano”.

Con banderas separatistas catalanas (esteladas) y lazos amarillos, el símbolo adoptado para pedir la liberación de los líderes y políticos independentistas encarcelados provisionalmente a raíz del referéndum, los asistentes a la manifestación reclamaron una república catalana.

También se exhibieron urnas de plástico como las que se utilizaron hace un año en el referéndum no oficial convocado por el Gobierno catalán. Hubo además gritos contra "la prensa española", a la que grupos de manifestantes acusaron de “manipuladora".

El primer aniversario de la turbulenta consulta celebrada en 2017 ha estado marcado por protestas y cortes de calles durante toda la jornada, acciones respaldadas por el Gobierno regional de Torra.

En la capital catalana, unas 13,000 personas se concentraron durante la mañana en una convocatoria estudiantil, según la Guardia Urbana.

Grupos de separatistas interrumpieron el tráfico en céntricas calles de Barcelona, ocuparon las vías del tren de alta velocidad AVE en la ciudad de Gerona y entraron allí a la fuerza en una sede del Gobierno para reemplazar la bandera española por una independentista catalana.

"Presionad, hacéis bien en presionar", les dijo el propio presidente catalán. Algunos partidos "españolistas" lo acusaron de instigar a la "confrontación" en la región del noreste de España.

"Cataluña está presidida por un cabecilla de un comando independentista y el Gobierno de España, por un presidente que lo blanquea", dijo la jefa de la oposición en la región y líder del partido antiindependentista Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien criticó el perfil bajo del Ejecutivo de Pedro Sánchez ante estas acciones.