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Al momento de escribir estas líneas, Ángela Ponce estaba generando un terremoto abrumador en redes sociales. ¿Quién es ella? Es una mujer transexual quien está representando a España en ese concurso de belleza llamado Miss Universo. Esta gran polémica la desató por las imágenes en fotografía y video que circularon de ella al desfilar en la etapa de traje de baño del mencionado certamen.
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En primer lugar ¡no me mal entiendan! Ángela Ponce es preciosa, bajo los estándares de la belleza occidental. Tiene unos ojos enormes y expresivos, una sonrisa de vértigo, sin dejar de mencionar su estilizada figura sobre la que caen de un modo espectacular los más hermosos vestidos de noche. Si ella fuera una actriz de cine, llenaría la pantalla de un modo impecable.
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El motivo que desató los comentarios más incendiarios fue que, ya en traje de baño y junto a un montón de mujeres jóvenes y bellísimas, a Ángela se le pudieron notar algunos rastros de características masculinas entre los que destacan sus caderas estrechas y piernas delgadas. No estoy tratando de decir que eso la hace fea o inadecuada, solo que eso la separó del resto.
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Sin lugar a dudas, Ángela Ponce está cumpliendo al cien por ciento dos de sus objetivos principales al participar en Miss Universo. El primero es, según sus propias palabras en Instagram: “...(Representar a) aquellos que no tienen visibilidad, ni voz, porque todos merecemos un mundo de respeto, inclusión y libertad…” En nuestros tiempos, líderes como ella son indispensables, valiosos y dignos de reconocimiento.
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Su objetivo número dos, o por lo menos el de los organizadores de Miss Universo que le permitieron participar, es atraer la atención del público hacia un concurso que ya estaba más hundido que el Titanic en las heladas aguas del Océano Atlántico. Para muestra un botón: traten de contestar sin Google ¿dónde se llevó a cabo el concurso el año pasado? ¿Y quién fué la ganadora? La relevancia de Miss Universo en 2018 es completamente nula.
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Esta falta absoluta de relevancia es justamente mi problema con Miss Universo, independientemente de Ángela Ponce y su valiosa lucha para visibilizar minorías. Las mujeres actuales, si bien han hecho muchas conquistas para lograr vivir y trascender en condiciones iguales a las que tenemos los hombres, todavía están en el camino de alcanzar la equidad completa. En pleno Siglo XXI todavía hay mujeres violadas, mujeres que ganan menos que un hombre en un puesto equivalente, mujeres usando burkas.
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Presenciar un concurso donde un montón de mujeres deben desnudarse para que todos podamos juzgarlas y decidir quién es la más hermosa de todas, es un concepto sumamente perverso si lo analizamos con detenimiento. Las somete y rebaja al nivel de un concurso de caballos o perros en donde, los hombres blancos decidimos cuál nos es más agradable a la vista y le damos un premio. Necesitamos que ese concurso quede en donde ya estaba: en el olvido más completo.