México (nos) Libre. Es legal que se formen más partidos, pero Calderón y Margarita ya tuvieron su tiempo y oportunidad

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México (nos) Libre. Es legal que se formen más partidos, pero Calderón y Margarita ya tuvieron su tiempo y oportunidad

Al momento de escribir estas líneas es inminente que el INE otorgará el registro al nuevo proyecto político de Felipe Calderón y Margarita Zavala para que México tenga un nuevo partido político nacional. Tengo sentimientos muy encontrados sobre el tema.

Primero, no me gusta ver que habrá otro partido político más que no se mantendrá con recursos propios o de sus miembros, sino que rápidamente se formará en la fila del INE (y probablemente de entidades públicas y gobiernos locales) para empezar a recibir, de una u otra forma, recursos que estarían mejor invertidos en otras 100 cosas antes que en un partido nuevo (o viejo). Se habla de que su nuevo partido recibirá unos 160 millones de pesos en el siguiente año. No sé a quién se le ocurrió que a México le hacen falta más partidos. Debería haber reglas como la del ascenso y descenso en el fútbol. Un número límite de partidos y un marco legal que evite se multipliquen como “gremlins”.

Segundo, crecí creyendo en el PAN como la única alternativa viable, sensata y honesta al PRI. A los 18 años, me tocó cuidar una casilla en representación del PAN y del que eventualmente se convirtió en el primer alcalde panista de Saltillo. Esos eran los tiempos de la maquinaria electoral del PRI; los tiempos del carrusel electoral, de las urnas embarazadas y robadas, de la coerción y compra descarada del voto, de votantes con 10 credenciales del IFE, de los muertos que votaban, de funcionarios de casilla afines al PRI ofendidos porque el PAN había decidido cuidar cada una de las casillas. Por un par de décadas me pareció que la doctrina y la ideología del PAN eran los lineamientos esenciales por los que un País como México debía intentar transitar una vez dejando el presidencialismo rancio y la eterna corrupción del PRI. Gómez Morín, Clouthier, Luis H. Álvarez, Castillo Peraza, fueron personajes admirables, los héroes sin capa que el País necesitaba y que en teoría Calderón y Margarita respetaban. Después llegaron otros personajes a tomar y contaminar el partido, de manera sutil y gradual, pero sin remedio. Felipe Calderón ascendió en las filas del PAN desde las juventudes panistas y eventualmente se hizo del control del partido y tomó la estafeta de Fox en la presidencia. El sexenio de Fox fue una desilusión, pero era ya rescatable que el poder no regresara al PRI. La visión del PAN y los panistas honorables seguía teniendo posibilidades al mantenerse en el poder. Sin embargo, las cosas no salieron como hubiera esperado alguien que a inicios de los noventa veía que el PAN lograba ganar alcaldías, gubernaturas e influencia real para promover los cambios que el País necesitaba. El sexenio de Felipe Calderón no sólo fue un sexenio perdido, sino que acabó regresando el poder al PRI de Atlacomulco y poniendo la mesa para hacer impostergable la llegada de AMLO al poder 6 años más tarde, así como dinamitar al PAN con una estocada prácticamente de muerte al hacer el berrinche porque Margarita no sería la candidata de Acción Nacional.

Tercero, muchos ven hoy al matrimonio Calderón Zavala como una de las muy pocas alternativas de oposición a la 4T. No se dan cuenta que la base de Calderón era el PAN y él lo saboteó desde adentro primero y desde afuera después. Además, parecen olvidar que los resultados obtenidos por Calderón cuando fue presidente fueron tales que su partido y su candidata no alcanzaron siquiera el segundo lugar en 2012. Nadie parece cuestionar con un poco de seriedad que Calderón ya tuvo su oportunidad. Ahora es uno de los críticos más feroces de AMLO y la 4T hablando y opinando con la libertad de cualquier ciudadano, pero con el descaro de quien cuando pudo y debió hacer transformaciones, no quiso o no supo. ¿Por qué deberíamos los mexicanos pensar en que ahora sí, él, Margarita y los suyos traen ideas frescas y efectivas? Ni con el PAN en su mejor forma de la historia pudo.

Qué bueno que los ciudadanos participen, pero no podemos seguir cargando con tanto partido con ideologías huecas y con esos héroes del pasado que cuando les prestaron la pelota la reventaron a la tribuna o fingieron un penalty.