México es víctima de sus propias omisiones
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México es víctima de sus propias omisiones
Exigimos una verdadera política exterior de Estado en la que exista comunicación constante y rendición de cuentas
Nuestro país ha sido utilizado como piñata electoral. Nuestra gente ha sido etiquetada como criminales o violadores; el respeto indispensable a sus derechos humanos es cuestionado en decretos presidenciales. El salario de nuestros connacionales, y con el que subsisten 1.6 millones de hogares mexicanos, se ve amenazado. Nuestra frontera pronto se verá como aquella de la Alemania comunista del siglo pasado.
A nuestros productos y empleos se les responsabiliza de la falta de competitividad, sin embargo, cada minuto, México y Estados Unidos intercambiamos un millón de dólares. Todo esto en el mismo lugar, nuestro vecino del norte, aquél con el que presumíamos llevar una relación ejemplar.
Nos sentimos indignados. Entendemos las voces que exigen dar la espalda a Estados Unidos, pero no podemos hacer nuestras esas voces.
Mientras 35 millones de personas de origen mexicano vivan de aquel lado de la frontera, mientras 2.7 millones de empleos en México dependan del TLCAN, mientras 5.8 millones de mexicanos dependan del envío de remesas… cada una de esas historias nos demanda una solución.
Pedimos un análisis serio al gobierno para que no seamos víctimas, una vez más, de sus omisiones. El gobierno no hizo las tareas que debió hacer.
Es urgente tomar acciones para enderezar la relación con Estados Unidos, al menos en lo que algún día logramos ofrecer mejores condiciones de vida a nuestros connacionales para que regresen por voluntad propia. En la misma medida, debemos construir condiciones que contribuyan a fortalecer el Estado de Derecho y potenciar el desarrollo de México:
1. Una verdadera Política Exterior de Estado en la que exista comunicación constante, rendición de cuentas frecuente, y una construcción conjunta de decisiones. En síntesis: republicanismo básico, cumplimiento al mandato constitucional y respeto a las atribuciones del Senado.
2. Una diplomacia pública audaz, estratégica y coordinada. Debemos ampliar los canales de la diplomacia tradicional. Necesitamos más voces gubernamentales de este lado y que se escuchen las historias de éxito de los mexicanos al otro lado de la frontera que tienen un profundo amor por su país. Que no se quede sólo en redes sociales o en las calles el llamado a la unidad nacional: que nos una el propósito, que nos una la acción.
3. Es urgente la aplicación de los mil millones de pesos gestionados por el Senado para reforzar la protección consular, la protección de las remesas, del patrimonio de los mexicanos en el exterior y, más importante, de la unidad familiar, para evitar que una frontera separe a hijos de sus padres.
4. No al muro en la frontera. No a la cicatriz que divide el corazón de millones de familias.
5. En cuanto al TLCAN, pedimos un proceso transparente acompañado de información. Desde el Senado esperamos acompañamiento, rendición de cuentas, representación, y visión de presente y futuro.
6. México no puede mantener el doble discurso migratorio. Mientras reclamamos derechos humanos al norte, aumentamos deportaciones al sur. Tan sólo en 2015 deportamos 131% más centroamericanos que EU.
7. Revisemos la cooperación en seguridad con Estados Unidos y nuestra política de drogas. EU nos necesita para cuidar su seguridad; México paga las consecuencias del consumo, de la disposición de armas y de los flujos de dinero sin control.
8. Debemos reconocer que la diversificación es una tarea de política exterior e interior. Apostemos por la planeación y el desarrollo de las industrias y los empleos de México.
9. México no debe aceptar la aplicación extraterritorial que pretende Donald Trump en sus decretos. Las decisiones de México son de los mexicanos y mexicanas.
10. Defendamos los derechos humanos en todas las instancias.
Senadora por el PAN