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Messi y su padre acusan a sus asesores
Leo Messi no sabía nada. Se limitaba a jugar a fútbol y confiaba ciegamente en su padre. Jorge Horacio Messi velaba por sus intereses y sabía algo más que el hijo... Pero no mucho más. También confiaba plenamente en sus asesores —primero un fiscalista argentino, después un despacho de abogados—, quienes montaron una estructura de empresas en paraísos fiscales sin que él supiera que servía para que Leo pagara menos impuestos por sus derechos de imagen.
Los Messi expusieron ayer, en la Audiencia de Barcelona, su punto de vista sobre el fraude fiscal de 4,1 millones de euros que le atribuyen tanto la Fiscalía —que solo acusa al padre— como la Abogacía del Estado, que solicita para ambos una pena de 22 meses y 15 días de cárcel. Padre e hijo alegaron ignorancia en materia tributaria y echaron balones fuera.
El delantero del Barça no se salió un milímetro del guion previsto. “Yo me dedicaba a jugar a fútbol. Confiaba en mi papá y en los abogados que habíamos decidido que nos llevaran las cosas. En ningún momento se me pasó por la cabeza que me iban a engañar”. En una declaración de apenas 15 minutos, Leo Messi se desvinculó por completo de los aspectos económicos de su carrera deportiva. Sabía, más o menos, lo que ganaba cada año por la explotación comercial de su imagen. Pero no qué cantidad de impuestos tenía que pagar, o si debía hacerlo. “No sé nada de eso, nunca me enteré por eso, sinceramente”, contestó a la fiscal. Ni él preguntaba, ni su padre le contaba más de lo necesario.
La investigación ha acreditado que el futbolista defraudó 4,1 millones —cantidad que ya ha devuelto— a Hacienda al no declarar sus ingresos por contratos con grandes compañías. Esos rendimientos quedaron “ocultos” al fisco mediante una red de empresas sin ninguna actividad y ubicadas en paraísos fiscales (Uruguay, Belice). Si nada sabe de los impuestos, menos aún de esa estructura. “¿Sabía cómo se canalizaban los ingresos derivados de los contratos de imagen?”, preguntó la fiscal. “No, no sabía. Sabía que firmábamos acuerdos con patrocinadores que daban x cantidad de dinero. Y que yo tenía que hacer anuncios, fotos o cosas de esas. Pero el dinero por dónde iba no tengo ni idea”.
Messi, que no contestó a las preguntas del abogado del Estado, tampoco sabía que era socio y director de una de esas sociedades instrumentales (Jenbril) y ni siquiera se leía lo que firmaba. Por ejemplo, el contrato que, según las acusaciones, “simulaba” la cesión de sus derechos. “Recuerdo que fui al notario a firmar unas cosas, pero no sé exactamente qué fue. Yo tenía 18 años, estaba completamente en otra cosa”.
La declaración del padre fue más extensa, pero siguió la misma línea. “Desde que empezó la carrera de mi hijo, en 2001 que llegamos a Barcelona, siempre intenté facilitarle la vida. Como él juega a fútbol, yo le acompañaba en todas sus necesidades”, empezó. Hasta que se dio cuenta de que necesitaba a alguien que les guiara en los aspectos legales y fiscales. Y “apareció” Rodolfo Schinocca, un fiscalista argentino que, según su declaración, creó la primera de las dos estructuras para defraudar.
“Accedí porque yo no entiendo nada de estas cosas”, dijo Jorge Horacio. En 2005 se produjo el contrato clave: cuando Messi aún era menor de edad, se cedieron sus derechos de imagen por 50.000 dólares a una empresa de Belice. Una cantidad que, según las acusaciones, es ridícula, de ahí que la cesión sea simulada porque el beneficiario real de fue siempre Leo Messi. Un año más tarde, sin embargo, la familia Messi supo que el fiscalista se había apoderado de uno de los pagos de Adidas. Y buscó la ayuda del despacho Juárez, que replicó esa estructura.
“¿Sabía usted que los derechos de imagen iban a estar sin tributar?”, preguntó la fiscal. “No. Sabía que cobraba lo que cobraba, y al final de año sabía que de alguna forma algún impuesto se pagaba. No sé qué cantidad ni dónde”, respondió Jorge Horacio. El padre aseguró que todos los asesores le dijeron que el sistema era legal y que él nunca pidió pagar menos impuestos. “Lo único que les pedí es que nos cuidara el patrimonio”, dijo.
Jorge Horacio ratificó que Messi no estaba al corriente de nada. “Le acercábamos los documentos y los firmaba”.