Messi lo vuelve a hacer

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Messi lo vuelve a hacer

Foto: AP
Otra vez el teatro, el momentum, Messi hace de nueva cuenta magia en el Camp Nou, rompe cinturas con la izquierda y remata de derecha

El argentino la vuelve hacer. Toma la pelota, la ya sabida avanzada cargado hacia un lado, entra al área, la ya vista jugada de quiebre de cintura. Hasta allí nada nuevo –el Lyon recupera vida, ha anotado en el 58 y se entusiasma ante la posibilidad de eliminar al Barsa con otro tanto de visitante-, quizá que los de Valverde pasan por un mal rato de desconcierto. Otra vez el teatro, el momentum, Messi hace lo mismo pero al revés, rompe cinturas con la izquierda y remata de derecha. Infinito el astro. El Barsa se instala, sobradamente, en los cuartos de final de la Champions ante un valeroso once francés. La batalla fue otra; el marcador es un espejismo.

Al tiempo, el Munich, disminuido y nervioso, es golpeado de fea manera por el Liverpool de Klopp, el míster que se reafirma su condición de horma del zapato bávaro. Hubo duelo; los del puerto anotaron al minuto 26 por medio de Mané. La matemática del reglamento obligaba al Bayern a dos tantos; costosa la inofensiva visita a Inglaterra. Matip, en el 39, agregó drama al terreno. Un gol, de cualquier bando, decidiría el boleto a cuartos. Entretenida segunda parte, los visitantes tomaron la responsabilidad del balón y ganaron espacios. Kovac, el técnico local, no daba con las respuestas al crucigrama. Incierto, hasta errático, su equipo caía en las trampas del rival.

Mientras Messi hacía, de nueva cuenta magia en el Camp Nou, el Liverpool volvía las bases del espectáculo británico, dinámico, recurrente en las bandas se desenvolvió; dos toques en promedio de su medio campo. El Bayern, grande en el certamen, parecía lejano al blasón. La Arena tampoco entendía que sucedía en el césped. Cuando cayó el gol de Van Dijk (69) el juego se iba decantando. Tomaba partido la pelotita. Y daba razón al mejor de la noche: el Liverpool llamaba la atención en el reparto de los ocho grandes. Mané, al ocaso, hizo pensar a los otros siete que los rojos serán una prueba de altos requerimientos en la siguiente ronda.

El Barsa, que parecía no tener problemas para cumplir con el examen ante el Lyon, pasó por una distracción de primaria en su propia área. El central, con el refuerzo del Var, dio por sentado el gol de Tousart, sospechoso de falta y de fuera de lugar. No debió discutirse la jugada, el remate había caído limpiamente venciendo al arquero Ter Stegen. Luego vinieron los mejores minutos de los visitantes. La zaga catalana se distrajo y, cuando menos en una ocasión, estuvo a nada de ser abatida por el alarido del Lyon. Después de la fantasía Messi, el Barsa convirtió el suspenso en fiesta. En cinco minutos (del 81 al 86) Piqué y Dembélé convirtieron la noche en jolgorio.

El viernes el destino jugará su papel para repartir los cuartos de final de una edición de Champions cargada de buen estilo y buenos apellidos. El Barcelona y el Liverpool tienen argumentos para pensar, sobre el que sea, en las semifinales. Los británicos llegaron a la final el año pasado; los culés llevan mano en la liga, jugarán la final de la Copa del Rey y ya saben lo que es hacerse del triplete.