‘Menos de dos años de casados y ya tenemos muchos problemas’

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‘Menos de dos años de casados y ya tenemos muchos problemas’

ESTIMADA ANA:

Mi esposo y yo apenas vamos a cumplir dos años de casados, sin hijos aún y ya siento que son demasiados los problemas entre nosotros. Como la mayoría, al principio todo era miel sobre hojuelas.

Fuimos novios durante más de dos años y dentro de todo, nuestra relación era muy buena, teníamos muchas cosas en común y él siempre se portaba como un caballero conmigo. Al tiempo nos comprometimos, hablamos con nuestras familias y nos casamos.

Todo era casi perfecto las primeras semanas, pero al tiempo descubrí que comenzó a salir con mujeres. Claro, el pretexto eran las reuniones típicas de la generación de su carrera, pero luego se seguían juntando más frecuentemente.

Yo le dije que a mí no me parecía que saliera tan continuamente con ellas, pero a pesar de eso, no le importaba y seguían organizando reuniones y cada vez llegaba más tarde y visiblemente borracho, además que algunas veces hasta olía a perfume de mujer.

Yo le reclamaba cuando todo esto sucedía, me sentía ofendida y lloraba. La primera vez que le reclamé, entre gritos me dio una cachetada que hasta me tumbó hacia la cama. Lloré tanto que me quedé dormida hasta el día siguiente. Por la mañana, él me pidió perdón, me dijo que lo perdonara, que andaba borracho y no sabía lo que hacía.

Lo perdoné porque lo amo. Nadie en la familia se enteró de lo sucedido aquella noche, pero las cosas no cambiaron entre nosotros, fueron solo unos días de cambio. Él seguía con la misma actitud, se salía prácticamente a diario, incluso hubo días en que no llegó a dormir.

Al amanecer, cuando regresó y yo estaba muy enojada y le reclamé de nuevo, volvió a pegarme. Nuevamente lloraba desconsolada pero al pedirme perdón, de nuevo aceptaba perdonarlo. Él me decía “solo así me quieres”, porque siempre lo perdoné.

No todo terminó allí. Conforme pasaban los días, también avanzaba la intensidad de todo aquello, pues ya no solo eran cachetadas, pues pasamos, además de las humillaciones, a las patadas, golpes cada vez más fuertes que me tumbaban hasta el piso. De hecho en una ocasión fui a dar al hospital.

Cuando estuve internada, allí me pidió perdón casi de rodillas y de nuevo lo perdoné bajo la promesa de que no volvería a pasar. A partir de allí, por las noches no duermo, me dan ataques de pánico, calambres y lloro mucho, pero cuando lloro, lo hago en silencio porque sé que si me escucha, se volverá a enojar y de nuevo se comportará violento.

Hace días comprobé que sigue saliendo con otras mujeres. Dejó el celular sobre la mesa cuando fue a bañarse y llegó un mensaje que no pude evitar leer. Ya no sé qué hacer con toda esta situación, no sé por qué siempre termino regresando y perdonándolo y cada vez siento más miedo y es más doloroso para mí. 
Esther.
 
ESTIMADA ESTHER:

Es urgente que te des cuenta que en su matrimonio hay una fuerte crisis que hay que resolver, que lo ideal sería que ambos pusieran de su parte por salvar la relación, pero si es evidente que entre ustedes ya no hay amor, ya no hay respeto, ya no hay comunicación, confianza, seguridad ni entendimiento, lo mejor es tomar otros tipo de decisiones.

No esperes a que las cosas terminen de otra manera. ¿Qué estás esperando que suceda? Estás arriesgando demasiado tu integridad, tu vida, por alguien que cada vez es más violento y agresivo y que lejos de querer cambiar, agrava las cosas.

¿Cuántos golpes más tienes qué soportar para salir de allí? ¿Cuántas humillaciones, patadas o cachetadas tendrás que soportar para abrir los ojos? El tiempo está pasando y él ya demostró una y varias veces más que no cambiará, que miente cuando te pide perdón y promete que no volverá a suceder.

Él ya se acostumbró a esa dinámica a la que han llegado y es casi imposible que salgan de ella. Si ya por fin te atreviste a hablar, a expresar lo que sucede dentro de tu matrimonio es porque estás consciente que algo está mal, que algo no va bien y es incorrecto. Tienes que ser fuerte para tomar la decisión que tú más creas conveniente para ti misma.

ANA