Memorial COVID-19 | Enrique Ortiz Carrera: Un gran amigo entregado a la docencia

Siempre unidos espiritualmente, aunque no nos veamos, decías con frecuencia, y hoy me aferro a ese pensamiento en medio del dolor
Ilustración: Federico Jordán

Enrique Ortiz Carrera, mi gran amigo, cuando la docencia cruzó nuestras vidas quizá no imaginamos el gran lazo que formaríamos.

Las horas atestiguaron nuestras reuniones de cuatro: el vino tinto, la música, tú y yo. De tus favoritos, el cabernet sauvignon de Casa Madero, el que tomamos ese día, la última vez que te vi.

Nos escuchamos y aconsejamos un sinfín de veces. Problemas personales o laborales, no importaba, juntos resolvíamos el mundo. Siempre estuve para ti y tú para mí. Gracias.

Vi tu progreso, la entrega a tu trabajo te llevó a construir una carrera de 35 años. De tus últimos puestos, la dirección de la Escuela Primaria Emilio Carranza en Ramos Arizpe.

Te quedaron sueños por cumplir, y si pudiera verte una vez más te diría que vivas al máximo y que realices ese viaje que anhelabas”.
Ana Nieves.

Aunque dedicado a tu profesión, también sabías cómo divertirte. Disfrutabas de la fiesta, el baile y la convivencia. Amigos tenías a montones, la alegría y ocurrencias distinguieron a tu personalidad.

¿Recuerdas cuando me empezaste a llamar “Ana Nieves”? Fue por cuidar a los alumnos y a mis nietos, me decías: “Ana Nieves y sus 20 enanos”. Estar a tu lado implicaba risas seguras y gratos momentos.

Como en tu visita del 21 de julio, un día después de tu cumpleaños cuando escuchamos la música de Marco Antonio Solís, aunque también eras fan de los corridos, Joan Sebastian, Lalo Mora o Los Tigres del Norte, tus gustos eran muy variados.

Estaba tan feliz de verte, te cuidabas mucho y no nos habíamos reunido desde marzo cuando inició la pandemia. Pero aun así, tu partida fue inevitable.

Comenzaste a sentirte mal y se pensó que podía ser una infección en la garganta. Pero días después por medio de una foto me hiciste saber el resultado de tu prueba COVID: positivo.

En ocasiones me tomo una copa de vino tinto mirando al cielo, siempre estarás en mis recuerdos más preciados”.
Ana Nieves.

Dejé de saber de ti el 4 de agosto. “Cuídate mucho, es muy duro sentirse así”, fue de las últimas cosas que me escribiste por mensaje.

Luego, por tu familia, amigos y compañeros supe que estabas internado. Te fuiste el 22 de agosto, a los 55 años.

Quedo tranquila porque siempre te externé mi sentir, así me lo pediste: “cuando veas que no hago lo correcto háblame como tú sabes, confío en ti”, y así fue durante más de 20 años.

Te quedaron sueños por cumplir, y si pudiera verte una vez más te diría que vivas al máximo y que realices ese viaje que anhelabas por toda la Riviera. Enfócate más en ti y tu felicidad.

Fuiste una persona muy especial. “Siempre unidos espiritualmente, aunque no nos veamos”, fue una frase que me decías con frecuencia y a la que hoy me aferro en medio del dolor.

En ocasiones me tomo una copa de vino tinto mirando al cielo, siempre estarás en mis recuerdos más preciados.

Se despide de ti: “Ana Nieves”, tu amiga del alma.